Informes recientes indican que un niño de 5 años fue decapitado el último fin de semana, cuando extremistas islámicos atacaron la aldea de Runji, en el sur del estado de Kaduna (Nigeria), asesinando a 33 personas, entre ellos 14 niños.
La organización de derechos humanos con sede en el Reino Unido Christian Solidarity Worldwide (CSW) publicó un comunicado en el que condena el ataque del 15 de abril, y pide a la comunidad internacional presionar al gobierno nigeriano para detener la matanza de civiles.
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La jefa del equipo de prensa y asuntos públicos de CSW, Kiri Kankhwende, lamentó que los ataques no hayan cesado en los estados de Kaduna y Benue.
Kankhwende comentó que personas inocentes continúan sufriendo horrores indescriptibles porque las autoridades estatales y federales, y la comunidad internacional, "hacen muy poco para protegerlos o ayudarlos".
"La inseguridad no abordada ahora hizo metástasis y constituye una amenaza para la integridad territorial de Nigeria, con serias implicaciones para la región, el continente y la comunidad internacional en general", señaló la funcionaria de CSW.
"La comunidad internacional debe ayudar en este sentido siempre que sea posible, incluso haciendo que los gobiernos federal y estatal rindan cuentas, en caso de que continúen incumpliendo con su deber hacia los ciudadanos", agregó.
Kankhwende expresó sus "más profundas condolencias a todos aquellos que han perdido a sus seres queridos en estos recientes ataques en los estados sureños de Benue y Kaduna". "Les deseamos a quienes han sido hospitalizados una pronta y completa recuperación", acotó.
Según los informes, las 33 víctimas del ataque a la aldea de Runji fueron enterradas en una fosa común.
"Catorce de las víctimas eran niños, incluido un niño de 5 años que, según los informes, fue decapitado. Varios otros fueron quemados y no se les pudo reconocer", informó CSW.
La fundación de derechos humanos citó a algunos sobrevivientes, quienes señalaron que al menos 200 extremistas llegaron a la aldea alrededor de las 10:30 p.m. (hora local) del 15 de abril, "disparando" e incendiando aproximadamente 40 casas.
El ataque se prolongó durante más de una hora antes de que las milicias se retiraran. Los atacantes amenazaron a los aldeanos sobrevivientes que regresarían.
Algunos de los terroristas habrían muerto tras enfrentarse a los soldados y los vigilantes locales.
CSW dio a conocer que la zona de Zangon Kataf ha estado bajo ataque constante desde que terminó el periodo de elecciones generales en Nigeria, a pesar de que el área tiene un campamento militar y policial a tres kilómetros de su ciudad principal.
Otro ataque en la zona de Ungwan Wakili, en la tarde del 11 de marzo, terminó con la muerte de 17 personas, la mayoría mujeres y niños.
El hecho supuestamente ocurrió luego de "una serie de denuncias de envenenamiento de vacas y destrucción de productos agrícolas por parte de pastores y lugareños en el área", así como de un altercado entre agentes de seguridad y pastores fulani.
El ataque del 11 de marzo ocurrió cuatro días después de que 88 personas murieran en una agresión similar en un campo de desplazados internos en el estado de Benue. El atentado tuvo como objetivo en gran medida a mujeres y niños, lo que provocó una condena de la oficina de las Naciones Unidas en Nigeria.
La presidencia de Nigeria también emitió una declaración en la que lamentaba el "ataque concertado contra ciudadanos inocentes en el estado", y agregó que "los organismos encargados de hacer cumplir la ley deben tomar medidas serias para poner fin a esto".
Sin embargo, a pesar de la condena, los crímenes en Nigeria continúan, lamentó CSW, refiriéndose a la reciente redada del 5 de abril en la comunidad Dutsen Bako, también en la gobernación de Zangon Kataf, en la que murieron al menos cuatro personas.
En otro atentado, el 12 de abril, nueve personas murieron, cuatro resultaron heridas y cinco casas fueron dañadas en la aldea de Tanjei. CSW informó que entre las víctimas se encontraban una niña de 8 años que dormía y una mujer embarazada a la que le faltaba un mes para dar a luz.
Según Kankhwende, un trabajo concertado y concreto es esencial para garantizar que las fuerzas de seguridad de Nigeria cuenten con los recursos adecuados para combatir las amenazas de los grupos terroristas que operan en el país.
Además, describió la inseguridad en Nigeria como "profundamente angustiosa", y agregó que "tales eventos no son nada raros para muchas comunidades en Nigeria"".
Traducido y adaptado por ACI Prensa. Publicado originalmente en ACI África.