El decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid (España), P. Juan Manuel Cabezas Cañavate, afirma que "no se debe dar ninguna bendición a parejas del mismo sexo".
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El pasado 20 de septiembre, un grupo de Obispos belgas hicieron pública una propuesta de liturgia de bendición de parejas del mismo sexo en la que se contempla "expresar ante Dios cómo se comprometen el uno con el otro".
El P. Cabezas subraya a ACI Prensa que "no se puede actuar en contra de la enseñanza de la Biblia y de la Iglesia presentándose como miembros (peor todavía como Obispos) de la Iglesia Católica".
A su juicio, es necesario recordar que "los fieles e incluso los no católicos tienen derecho a que los Obispos les enseñen la verdad de la doctrina y la moral de la Iglesia".
No obstante, el decano explica que el hecho de que no se pueda bendecir a las parejas del mismo sexo en cuanto tales, no significa que se les rechace. Más aún, deben ser atendidas "con toda caridad, cercanía y con un intenso diálogo y atención pastoral".
"Así lo hemos enseñado y practicado en la inmensa mayoría de las ocasiones", añade el P. Cabezas.
Sin embargo, "el respeto y aprecio y cercanía hacia esas personas nos obliga a decirles la verdad y a ayudarles si quieren vivir una existencia cristiana e incluso santa", incide el experto canonista de la Universidad Eclesiástica San Dámaso.
En este sentido, el P. Cabezas recuerda que "el Santo Padre Francisco nos exhorta a una pastoral de cercanía hacia todos, pero ordenada de acuerdo con la verdad y el bien", tal y como se refleja en Amoris Laetitia.
En su numeral 308 el Papa Francisco afirma que "sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día".
El P. Cabezas recuerda sobre la polémica suscitada por los Obispos de Flandes, que el dicasterio para la doctrina de la Fe señaló en 2021 que "no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida) , como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo".
"Uno puede bendecir a todas las personas, incluso las que no se comporten de acuerdo con las exigencias del Evangelio de Jesucristo", expone el P. Cabezas. Y prosigue: "Lo que no puede bendecir es una realidad, la pareja homosexual, que está en contra de lo enseñado por Jesucristo".
La razón es que tal acto, como el propuesto por los Obispos belgas, "confunde a las personas que pueden entender que eso bendecido es algo bueno", concluye el canonista.
Lo que enseña la Iglesia sobre la homosexualidad
La enseñanza católica sobre la homosexualidad está resumida en tres artículos del Catecismo de la Iglesia Católica: 2357, 2358 y 2359.
En estos artículos la Iglesia enseña que los homosexuales "deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta".
La homosexualidad como tendencia es "objetivamente desordenada" y "constituye para la mayoría de ellos (los homosexuales) una auténtica prueba".
Apoyado en la Sagrada Escritura, la Tradición ha enseñado siempre que "los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados", "no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual", y por tanto "no pueden recibir aprobación en ningún caso".
"Las personas homosexuales están llamadas a la castidad" y "mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana".