Un grupo de estudiantes católicos con discapacidad intelectual esperan que durante su visita a Estados Unidos el Papa Francisco a Estados Unidos reanime la esencia de la educación católica en el país.
"Esperamos que el Papa Francisco vaya más allá además de abrir las puertas con su mensaje acogedor que transmite a todas las personas, especialmente a los que están al margen de la sociedad, a menudo descuidados e ignorados", asegura Francesca Pellegrino, fundadora de la Catholic Coalition for Special Education, un grupo con sede en Maryland que colabora con las escuelas católicas locales que tienen alumnos con discapacidad intelectual.
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El Papa Francisco ha mostrado su especial atención a los estudiantes con necesidades especiales, apunta. Una muestra de ello fue la conexión a través de Google Hangouts con estudiantes con discapacidades donde mostró que "él se ha centrado más en este tema que otros en el pasado".
Para la visita del Papa a la capital de Estados Unidos, la coalición ha producido un vídeo de bienvenida para mostrar los lugares más emblemáticos de Washington D.C como el Lincoln Memorial y la Casa Blanca.
El video se titula "Todos tenemos un tesoro dentro" está basado en el encuentro del Papa en el que le dijo a los niños con necesidades especiales que "cuando compartimos nuestro tesoro con los demás se multiplica con los tesoros de los demás".
Durante la visita del Papa a Estados Unidos no está previsto un encuentro con jóvenes con discapacidad, pero siempre queda la esperanza de que sus palabras inspiren a líderes católicos para dar prioridad a las opciones de escolarización para estos alumnos.
Hasta ahora la coalición ha proporcionado 800 mil dólares en donaciones para 26 escuelas de la zona para ayudar en la educación de los estudiantes con necesidades especiales. Esta asistencia ayuda a la contratación de profesores especializados, capacitación de educación especial para los profesores existentes y la compra de equipo especial que estos estudiantes puedan necesitar en el aula.
El área de la coalición de la operación se extiende desde el condado de Santa María en el sur de Maryland hacia el norte a la ciudad de Emmitsburg, en la frontera de Pennsylvania, donde San Elizabeth Ann Seton estableció un internado para niñas en el 1800. La coalición tiene gran impacto regional pero la demanda en las escuelas católicas supera a los alumnos con necesidades especiales.
Los padres del área de Washington DC tienen muy pocas opciones de escuelas católicas para sus hijos con discapacidades intelectuales, especialmente en educación secundaria. Hijos de la misma familia terminan yendo a diferentes escuelas por la falta de oportunidades.
John Paul Lavallee es una excepción en esta situación. Asistirá a la escuela católica Obispo McNamara en Forestville, Maryland porque la coalición ha previsto una beca para su educación y para un programa para que su escuela se acomode a sus necesidades. John Paul es autista.
Él asistirá al programa Saint Joseph que le proporcionará "un apoyo extra adaptado a las necesidades de cada estudiante para que puedan mantenerse en la clase", explicó Fernand, su padre.
Este otoño John Paul estudiará álgebra, inglés, historia del derecho americano y física, entre otras asignaturas y también tendrá clases de dibujo. Además de las lecciones, se divertirá como cualquier otro adolescente yendo al gimnasio, jugando con su perro y con sus otros hermanos.
También es un escritor galardonado: su ensayo pro-vida ganó un primer premio en el concurso de Maryland de ensayos sobre el derecho a la vida. Él espera ver al Papa en el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia.
Cuando era pequeño, los padres de John Paul buscaron exhaustivamente un centro católico que se adaptara a sus necesidades educativas. Él quería ir al mismo colegio al que habían ido su hermano mayor y su hermana pero no le aceptaron. "Fue muy descorazonador para notros como familia y especialmente para John Paul", dijo su padre.
Al principio ninguna escuela elemental podía adaptarse a sus necesidades, sus padres se sintieron muy emocionados cuando fue aceptado en Our Lady of Lourdes School en Bethesda, Maryland.
Cuando fue el momento de pasar a Bachillerato tuvieron que volver a buscar una escuela.
"Por desgracia, en el área de Maryland, MacNamara era la única opción para un chico", dijo Fernand Lavallee. "Había algunas escuelas en Virginia del norte que habíamos mirado. Este programa parecía ser lo mejor que había en la zona".
Cuando ingresa a la escuela MacNamara el próximo otoño, John Paul no será el primer estudiante en la escuela que haya sido becado por CCSE; pero la coalición todavía tiene que proporcionar el dinero de la beca para el programa existente en la escuela.
"¿Por qué hay tan pocas escuelas católicas que acojan a chicos con autismo o síndrome de Down? Muchas escuelas simplemente no consideran que tengan los recursos o el conocimiento necesarios para ello", afirma Pellegrino.
"No es sencillo"; admite, "muchas de las dificultades están porque hay miedo a algo que no se ha intentado nunca".
"Al igual que nosotros, como padres, tenemos que esforzarnos para ser los mejores padres que podamos para nuestros hijos con discapacidad, también para las escuelas para que sean lo mejor que puedan para sus estudiantes", afirma.
"Creo que es eso a lo que nos llama Dios. Nos envía este tipo de retos para que seamos mejores personas".
Theresa Brogan, de la Academy of the Holy Cross in Kensington, Maryland, es otro de los estudiantes que da la bienvenida al Papa en el video. Ella es miembro de Best Buddies Club, le gusta el hip hop, la cocina y los deportes.
Ella asegura que irá a la canonización de Junípero Serra cuando el Papa vaya a Washington D.C. "Le encantará su visita", asegura.
Theresa fue acogida en la escuela St. John the Evangelist en Silver Spring, como un "mensaje maravilloso", aunque tristemente no se da a menudo, afirma Pellegrino.
La ex directora de la escuela, Sister Kathleen Lanna, fue una de las personas más comprometidas en la inclusión de estudiantes con discapacidad intelectual.
"Una de las primeras veces que hablé con ella, la conversación versó sobre cuán caro sería tener un programa que incluyera a todos", recuerda Fernand Lavallee de Sister Kathlee. "Y ella se sintió casi insultada por los derroteros de la conversación. Ella dijo: "esto es lo que hay que hacer, así que Dios proveerá. Lo dijo con gran fe y convicción".
"Esa es la actitud que hay que tener y así lo hizo posible".
Algunas escuelas, como San John, intentan integrar a sus estudiantes con discapacidad sin que eso sea un gasto extra para sus padres y algunas de esas escuelas se encuentran en áreas muy pobres, señaló Lavallee.
"Creo que se presupone que esta inclusión solo puede hacerse en parroquias con posibilidades económicas, que no es lo que ocurre en realidad", afirma Melissa Sloan, cuya hijo Eddie, está en primero de primaria en la escuela de Saint John the Evangelist y tiene síndrome de Down.
"Incluso sin mucho dinero se puede ayudar a organizaciones como CCSE, se puede llevar a cabo en parroquias que no son especialmente adineradas", añadió.
Hay un trasfondo cristiano en no separar en las escuelas a los estudiantes por sus capacidades o dificultades, sino que estén todos juntos.
Encontrar a otros con ciertas habilidades y discapacidades es realista, y es como se supone que debemos vivir, asegura Lavallee.
"Dar la impresión de que sólo pueden tratar con personas altamente cualificadas o con las mejores calificaciones académicas, y hacerles pensar que ése será el mundo con el que tendrán que tratar es un mal servicio para cualquier persona".
En la educación católica hay una noción de ayuda a alcanzar el potencial de cada persona para servir al Señor, apunta Pellegrino. "En algunos aspectos, los niños con discapacidad no se les presupone capacitados".
"La gente dice, "oh, él no puede hacer esto o lo otro". Bueno, hablemos de lo que él sí puede hacer, porque todos tenemos nuestros dones", insistió.
Otro aspecto positivo de que los niños vayan a escuelas católicas es que terminan por evangelizar a sus padres. "Como padres de hijos que van a escuelas católicas, nosotros todavía estamos creciendo en nuestra fe", asegura Neil, padre de Eddie Sloan. "Poder ir a una escuela católica mantiene a la familia más involucrada en la parroquia".
CCSE querría tener una repercusión a nivel nacional, especialmente en la Conferencia Episcopal Estadounidense. Pellegrino espera poder reunirse pronto con los obispos y con la Asociación Nacional de Educación Católica para hablar sobre "cómo podemos realmente sacar esto adelante".
Actualmente "no hay una autoridad central en temas de educación especial católica", apuntó.
"También espero más de los pastores, los obispos tienen la oportunidad de mirar más de cerca y ver esta parte de su rebaño y lo que pueden hacer para promover la inclusión", agregó. Cuando el Papa Francisco animó en el pasado a los sacerdotes y obispos a "oler a oveja," según afirma: "estas son las ovejas".
Traducido por Blanca Ruiz y publicado originalmente en CNA