El Patriarca caldeo, Mons. Louis Sako, alertó que la creciente violencia que vive Irak a raíz de los enfrentamientos entre la guerrilla fundamentalista Estado Islámico y el ejército iraquí puede provocar que en diez años solo queden en este país menos de 50.000 cristianos.
"Estamos perdiendo nuestra comunidad y dentro de diez años podrían quedar en Iraq no más de 50 mil cristianos", expresó el Prelado a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) el pasado 28 de junio en Ankawa, aldea de mayoría cristiana de Erbil –capital del Kurdistán iraquí-, en el marco del Sínodo de la Iglesia caldea. El encuentro debía realizarse en Bagdad, pero tuvo que cambiar de sede a causa de la invasión de algunas áreas por parte de los milicianos del Estado Islámico.
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"Por el momento la situación está todavía evolucionando, pero lamentablemente creemos que empeorará", expresó Mons. Sako, para quien no hay esperanza que en el futuro Irak vuelva a ser una unidad.
"Quizás el país mantendrá una unidad simbólica, pero de hecho estará dividido en tres zonas económicamente y militarmente independientes", señaló en referencia a que actualmente Irak está dividido en tres zonas, una controlada por el gobierno del primer ministro Nuri al Maliki –chiíta-, otra dominada por la guerrilla del Estado Islámico –formada mayormente por sunitas-, y la tercera que viene a ser el Kurdistán.
Esta grave inestabilidad, indicó el Patriarca, probablemente se traducirá en una mayor emigración de cristianos. "A lo mejor nuestro futuro será en Kurdistán, pero hay tantos cristianos que continúan viviendo en Bagdad. No podemos hacer otra cosa que esperar el desarrollo de los eventos".
Sin embargo, aclaró que lo que sucede en Irak actualmente no está vinculado de ninguna manera a la persecución cristiana, ya que "muchos musulmanes han debido huir de Mosul y de las áreas circunstantes" tomadas por los fundamentalistas.
Mons. Sako no escondió su desilusión con respecto al Occidente. "Algunos cristianos nos apoyan, pero por los demás se trata solamente de observadores impasibles, más interesados en una partida de fútbol que el drama que se está viviendo en Irak o en Siria".
La violencia en Irak volvió a aumentar con la aparición del grupo fundamentalista Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS por sus siglas en inglés), que se inició como una filial de Al Qaeda, pero que ahora actúa de manera independiente. El domingo pasado, este grupo cambió de nombre a Estado Islámico, luego de anunciar la creación de un nuevo califato en las zonas que controla en Siria e Irak, nombrando califa a su líder Abú Bakr al Baghdadi e instaurando la ley islámica o sharia.
Este grupo reunió en un principio a miembros de la etnia sunita –a la que pertenecía Sadam Hussein-, que se sintieron relegados por el régimen de Al Maliki luego de la partida de las tropas estadounidenses en 2011; sin embargo, con el anuncio del fin de semana, sus líderes están buscando que se les unan más yihadistas de otras regiones.
Asimismo, los kurdos –que fueron reprimidos por Hussein y ahora relegados por Al Maliki-, anunciaron hace poco la decisión de crear el Kurdistán. El presidente del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, dijo ayer martes que en unos meses celebrarían un referéndum sobre la independencia de esa región autónoma.
Por su parte, Nuri al Maliki ha prometido indultar a los combatientes de los clanes sunítas que se rebelaron contra el Gobierno, pero no a los miembros del Estado Islámico.