Rafael Muñoz era un niño de siete años que padecía una severa discapacidad motora. Antes de fallecer dibujó la iglesia de sus sueños, un templo que curiosamente tuvo casi la misma forma tiempo después cuando se hizo realidad en Chile.
Esta historia se remonta a 1972, cuando la comunidad de la capilla Nuestra Señora del Carmen, ubicada en Totihue a 110 kilómetros de Santiago de Chile, comenzó a celebrar la Misa en un silo (granero) que tenía más de 200 años de antigüedad.
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A pesar de su deterioro y de los murciélagos, los fieles celebraron allí la Eucaristía durante casi 40 años hasta que ocurrió el terremoto del 27 de febrero de 2010, fecha en la que dejaron de asistir al lugar por el peligro de derrumbe.
El sacerdote a cargo de la capilla, P. Iván Guajardo, explicó que todos los sucesos posteriores al terremoto fueron "obra de Dios", un tiempo que estuvo marcado por la Virgen María en esta localidad perteneciente a la diócesis de Rancagua.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 2 de mayo de 2016
"Nos consagramos a ella y le dijimos tú tienes que venir y quedarte en esta tierra", contó el sacerdote.
Desde entonces, sin un lugar fijo donde celebrar Misa, la comunidad se organizó junto a su párroco y juntaron dinero para reconstruir ese espacio. La sorpresa fue aún mayor cuando contaron con el apoyo del proyecto "Capillas para Chile" de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS).
Hasta el lugar llegó el arquitecto Gonzalo Mardones, consejero de AIS y miembro honorario del American Institute of Architects en Estados Unidos, para mostrar el bosquejo de la nueva capilla que tendría la comunidad.
"Cuando el arquitecto me mostró su bosquejo le dije: ¡Gonzalo esto no puede ser! Esto es igual, igual al dibujo del niño", dijo el sacerdote a cargo de otras 17 capillas en la zona.
Unos meses antes, el sacerdote había invitado a los niños del lugar a soñar y dibujar cómo querían que fuera su futura capilla. El ganador del concurso que organizó el presbítero fue Rafaelito, como le decía la gente al pequeño Rafael Muñoz.
En septiembre de 2014, la comunidad de Nuestra Señora del Carmen inauguró el nuevo espacio compuesto por una capilla, el silo restaurado que se convirtió en velatorio y el campanario.
En medio de esa alegría y 18 meses más tarde, la obra arquitectónica recibiría el premio al mejor proyecto espiritual del mundo, AR Faith 2016, reconocimiento otorgado por la revista londinense Architectural Review.
El arquitecto Gonzalo Mardones, que ha trabajado también en Argentina, Ecuador, Perú y Alemania, recibió el reconocimiento "como un regalo inmenso" de un niño "que partió tan temprano y que imaginó la capilla de su comunidad tal cual está construida".
"Rafaelito fue el niño arquitecto que desde el cielo inspiró esta obra. Ha sido una experiencia impresionantemente fuerte y linda a la vez (…) Nunca pensamos que esta humilde capilla fuera premiada", dijo el P. Guajardo a ACI Prensa.
La construcción realizada con las "formas básicas de la geometría", "es muy sencilla y está resuelta de forma muy contemporánea, con un respeto muy grande por ese lugar", explicó a su turno el arquitecto Mardones.
Vista desde el cielo se aprecia el silo, como "circunferencia que simboliza la obra divina de Dios", la capilla en forma de "rectángulo" y el campanario cuya torre es un "cuadrado considerando la obra del hombre, pueblo de Dios, toda vez que el ángulo recto es lo único que no está en la naturaleza", dijo el arquitecto.
El silo tiene 10 metros de diámetro y 10 metros de altura. Delante de él se construyó la capilla de siete metros de alto en la que caben cien personas sentadas y un campanario de la misma altura.