El Papa Francisco ha condenado la ideología de género y el "insensato derecho al aborto" en su primer discurso en Budapest, capital de Hungría, ante las autoridades políticas, civiles y religiosas, este viernes 28 de abril, en la Sala del antiguo Monasterio de las Carmelitas del Palacio Sándor.
En la sede de la jefatura del gobierno húngaro, el Pontífice pidió que la "Europa de los veintisiete" no sea rehén de "populismos autorreferenciales" y tampoco se transforme en una "realidad gaseosa", o se rinda ante el "supranacionalismo abstracto, que no tiene en cuenta la vida de los pueblos".
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Tras el discurso de la Presidente de la República de Hungría, Katalin Novák, el Papa condenó el "camino nefasto de las 'colonizaciones ideológicas' que eliminan las diferencias, como en el caso de la denominada cultura de la ideología de género".
Lamentó que estas colonizaciones antepongan "a la realidad de la vida conceptos reductivos de libertad, por ejemplo, presumiendo como conquista un insensato 'derecho al aborto', que es siempre una trágica derrota".
El Pontífice exhortó a que haya políticas efectivas a favor de la natalidad y la familia. En Europa no nacen suficientes niños y su población envejece. Al mismo tiempo, subrayó que existen lugares donde la población tiene ya un promedio de edad de 46 a 48 años.
"En esto -continuó- la fe cristiana ayuda, y Hungría puede hacer de 'pontonero' (abrir puentes, N. de R.), valiéndose de su específico carácter ecuménico; aquí diversas confesiones conviven sin antagonismos, colaborando respetuosamente, con espíritu constructivo".
De hecho, la composición religiosa de Hungría es variada, aunque, en la Iglesia Católica, el rito latino es mayoritario. Sin embargo, el 5% de los católicos del país son de rito bizantino, hay entre un 15% y un 17% de calvinistas, un 3% de luteranos y existe una importante comunidad judía. En Budapest también hay varias Iglesias ortodoxas antiguas e Iglesias pre calcedonianas.
Ayudar al extranjero
El problema de los refugiados también fue puesto sobre la mesa por el Papa en relación con el ejemplo de acogida de algunos santos húngaros, como San Esteban.
La acogida de refugiados e inmigrantes "es un tema que suscita numerosos debates en nuestros días y sin duda es complejo. Sin embargo, la actitud de fondo para los cristianos no puede ser diferente de lo que transmitió San Esteban", anotó el Papa.
Por tanto, citó al rey húngaro: "Te recomiendo que seas amable no sólo con tu familia y parientes, o con los poderosos y adinerados, o con tu prójimo y tus habitantes, sino también con los extranjeros".
Datos de la ONU señalan que más de 620.000 refugiados ucranianos ingresaron a Hungría desde la invasión del 24 de febrero de 2022. Pero según cifras húngaras, sólo unos 20.000 pidieron "protección temporal", que les concede acceso a los sistemas de salud local y seguridad social.
"Por eso -sostuvo- es urgente, como Europa, trabajar por vías seguras y legales, con mecanismos compartidos frente a un desafío de época que no se podrá detener rechazándolo, sino que debe acogerse para preparar un futuro que, si no lo hacemos juntos, no llegará".
La guerra,"infantilismo bélico"
El Papa recordó que en Hungría se vivió, durante la Segunda Guerra Mundial, "la deportación de cientos de miles de habitantes, con el resto de la población de origen judío encerrada en el gueto y sometida a numerosas atrocidades".
Por ello, insistió en que la política a nivel internacional trabaje por la paz en Ucrania. "En esta etapa histórica los peligros son muchos; pero, me pregunto, pensando también en la martirizada Ucrania, ¿dónde están los esfuerzos creadores de paz?", anotó.
Por tanto -afirmó- "es esencial volver a encontrar el alma europea: el entusiasmo y el sueño de los padres fundadores".
Encuentro con Orbán
Antes de su discurso, el Papa tuvo un breve encuentro con el primer ministro, Victor Orbán, que describió la visita del Papa como "un momento maravilloso".
"Esto representa para nosotros una confirmación, un apoyo. Estamos luchando por mantener el camino cristiano y esta es una lucha muy difícil en esta Europa actual". "Luchamos por mantener la fe cristiana, y esta guerra que clama por la paz", añadió Orbán.
Al final, el Santo Padre y la Presidente húngara se despidieron en la entrada principal del Palacio. A continuación, se trasladó en coche a la Nunciatura Apostólica, donde, a su llegada, fue recibido por el personal. Allí descansa y almuerza en privado.