El Papa Francisco dijo hoy que, a pesar de las dificultades, "en el corazón de María y José había una serenidad subyacente, que venía de Dios, venía del conocimiento de estar en su voluntad, de buscarla juntos, en la oración y en el amor mutuo".
Esta mañana, en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa Francisco se reunió con los empleados de la Santa Sede y del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, con sus respectivas familias, para felicitarles la Navidad.
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Durante este tradicional encuentro, el Papa Francisco recordó que "hemos superado la fase crítica de la pandemia" y defendió que "reanudar es un trabajo que todos debemos hacer".
"Y por eso hoy os deseo serenidad ante todo: serenidad para cada uno de vosotros y para vuestras familias", dijo a continuación.
"Serenidad no significa que todo esté bien, que no haya problemas, ni dificultades, no, no significa esto. La Sagrada Familia de Jesús, José y María nos lo muestra", explicó.
A continuación, el Papa recordó la difícil situación por la que pasaron María y José cuando no encontraban un sitio donde alojarse.
"Sin embargo -dijo el Papa-, en el corazón de María y José había una serenidad subyacente, que venía de Dios, venía del conocimiento de estar en su voluntad, de buscarla juntos, en la oración y en el amor mutuo".
"Esto es lo que os deseo: que cada uno de vosotros tenga fe en Dios y que en vuestras familias exista la sencillez de confiar en su ayuda, de rezarle y darle gracias", señaló.
Además, el Santo Padre deseó serenidad para todos los niños, muchos de ellos presentes en el encuentro, y explicó que "salir mejor de la crisis no se hace por arte de magia, hay que trabajar en uno mismo, con calma, con paciencia".
"Os deseo serenidad, en vuestros corazones, en vuestras relaciones familiares, en vuestro trabajo. Serenidad", añadió.
Más tarde, el Papa Francisco dijo que "en este momento de la historia del mundo, estamos llamados a sentir una mayor responsabilidad para poner cada uno de nuestra parte en la construcción de la paz".
"Y esto tiene un significado especial para quienes vivimos y trabajamos en la Ciudad del Vaticano. No porque este diminuto Estado, el más pequeño del mundo, tenga un peso especial, no por eso; sino porque tenemos como Cabeza y Maestro al Señor Jesús, que nos llama a unir nuestro humilde compromiso diario a su obra de reconciliación y de paz", aseguró.
En esta línea, el Papa invitó a los presentes a evitar "hablar mal de los demás a sus espaldas".
"Si sólo hiciéramos esto, ¡seríamos creadores de paz en todas partes! Si algo va mal, hablemos directamente con la persona afectada, con respeto, con franqueza. Seamos valientes", pidió.
Por último, agradeció a los presentes su labor en el Vaticano y dijo que "todos tenemos que seguir adelante con paciencia, con alegría, dando gracias al Señor que nos da esta gracia del trabajo, pero conservarlo y hacerlo también con dignidad".