El Papa Francisco destacó el ejemplo heroico de perdón de la nueva Beata italiana Clelia Merloni, una mujer que fue destituida de la congregación que fundó y que ha sido elevada a los altares el sábado 3 de noviembre.
Luego del rezo del Ángelus este domingo en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Santo Padre dijo que la Beata Clelia Merloni fue "una mujer plenamente abandonada a la voluntad de Dios, celosa en la caridad, paciente en las adversidades y heroica en el perdón".
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"Demos gracias a Dios por el luminoso testimonio evangélico de la nueva Beata y sigamos su ejemplo de bondad y misericordia", dijo el Pontífice para luego pedir un aplauso para la religiosa.
El Prefecto de la Congregación para las Causa de los Santos, Cardenal Angelo Becciu, presidió el sábado 3 de noviembre la Misa de beatificación de la religiosa fundadora de las Apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús.
En su homilía pronunciada en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma, el Purpurado afirmó que la vida de la nueva beata "estuvo marcada de manera impresionante por los sufrimientos y las tribulaciones: ¡La cruz fue el sello de toda su vida! Pero su mirada, especialmente en el momento de la prueba, siempre estaba dirigida hacia Dios".
Esto, dijo el Cardenal, fue más claro "cuando fue azotada por calumnias que determinaron su destitución del gobierno y luego incluso el alejamiento del Instituto que fundó".
"Fue el período de su calvario. Un calvario personal duro y agotador, hecho de soledad y aislamiento, de debilitamiento de la salud y miseria, al límite de la desesperación. Fue el momento del encuentro con su esposo, Jesús Crucificado".
Debido a los malos manejos financieros de un sacerdote en la congregación y tras una serie de calumnias en su contra, en 1904 la Beata fue destituida de su título de Superiora General pasando el gobierno a la Madre Marcelina Viganó.
Tras varios pedidos y luego de muchos años alejada de su congregación –24 en total– el 7 de marzo de 1928 fue autorizada a volver.
Anciana y muy débil, pasó los últimos dos años de su vida en una habitación alejada de la comunidad, un tiempo marcado por una intensa oración que ofreció al Corazón de Jesús para la salvación de las almas.