El Papa Francisco destacó a los jóvenes la importancia del "valor de la pureza, el respeto por el cuerpo humano y la dignidad de la mujer".
Así lo indicó el Santo Padre durante la Audiencia General del 18 de noviembre en la biblioteca del palacio apostólico.
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Al saludar a los fieles de lengua polaca, el Pontífice recordó la memoria litúrgica de la Beata Carolina Kόzka, virgen y mártir, que "a los 16 años sufrió la muerte por martirio en defensa de la virtud de la castidad".
"Con su ejemplo, todavía indica hoy, especialmente a los jóvenes, el valor de la pureza, el respeto por el cuerpo humano y la dignidad de la mujer", advirtió el Papa.
En esta línea, el Santo Padre alentó a confiar "en su intercesión, para que les ayude a testimoniar con valentía las virtudes cristianas y los valores evangélicos".
Carolina Kózka es considerada como la "María Goretti" de Polonia. Nació el 22 de agosto de 1898 y fue asesinada en 1914, para evitar que un soldado ruso la violase. Tenía 16 años.
San Juan Pablo II beatificó a Carolina el 10 de junio de 1987 y para los polacos es un símbolo de la pureza de las jóvenes.
En la homilía de aquella celebración, San Juan Pablo II señaló que los santos "dan testimonio de la gran dignidad del hombre" y añadió que "dar testimonio de Cristo crucificado y resucitado, por nosotros y por nuestra salvación, significa dar testimonio al mismo tiempo de la dignidad que tiene el hombre ante Dios".
En esta línea, el Papa polaco dijo que Carolina Kózka "era consciente de esta dignidad, consciente de esta vocación" que entregó su joven vida "para defender la dignidad de la mujer".
Por ello, San Juan Pablo invitó, a través de la figura de esta beata polaca, a perseverar en el testimonio, como Carolina que dio "testimonio de vida a través de la muerte".