El Papa Francisco ha concedido la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales para obtenerla, en ocasión de la III Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que tendrá lugar el domingo 23 de julio.
El Santo Padre instituyó esta jornada mundial en 2021, para que se lleve a cabo el cuarto domingo de julio, cerca de la conmemoración de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús, que se celebra cada 26 de julio.
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De modo sencillo se podría decir que la indulgencia plenaria "purifica" completamente el alma de la persona y la "devuelve" al estado en el que estuvo al recibir el Bautismo, de forma que si falleciera después de obtenerla, iría directamente al Cielo. De allí su valor espiritual para todos los fieles.
En un decreto publicado este 5 de julio, la Penitenciaría Apostólica explica que el Pontífice aceptó el pedido del Cardenal Kevin Joseph Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, para conceder la indulgencia plenaria por la jornada mundial, que este año se celebrará con el tema "Su misericordia se extiende de generación en generación".
El texto, con fecha 15 de junio, precisa que para lucrar u obtener la indulgencia plenaria es necesario cumplir las siguientes condiciones habituales: Confesión sacramental, Comunión eucarística y oración según las intenciones del Papa.
El decreto resalta asimismo que la indulgencia plenaria se concede "a los abuelos, a los ancianos y a todos los fieles que, animados por un verdadero espíritu de penitencia y caridad, participen el 23 de julio de 2023 en la tercera Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, en la solemne celebración que el Papa Francisco presidirá" en la Basílica de San Pedro en el Vaticano "o en las diversas celebraciones que habrá en todo el mundo".
Esta indulgencia plenaria, subraya el texto, "podrá aplicarse también en sufragio de las almas del Purgatorio", es decir por una persona fallecida.
El decreto destaca asimismo que la indulgencia se concede "a los fieles que dediquen un tiempo adecuado a visitar a sus hermanos mayores necesitados o en dificultad (como enfermos, abandonados, discapacitados…), ya sea en persona o virtualmente a través de los medios de comunicación".
La indulgencia podrá ser obtenida, además, por los ancianos enfermos y todos aquellos que, "no pudiendo salir de casa por un motivo grave, se unan espiritualmente a las sagradas funciones de la Jornada Mundial, ofreciendo a Dios misericordioso sus oraciones, sus dolores y los sufrimientos de la propia vida, especialmente mientras se transmiten a través de los medios de comunicación las palabras del Sumo Pontífice y las diversas celebraciones".
Ya que una de las condiciones es la Confesión, el decreto concluye animando a los sacerdotes a "que se pongan a disposición, con espíritu pronto y generoso, para la celebración del Sacramento de la Penitencia".