Los médicos dijeron que no podían hacer nada más por Candela y que la niña moriría. Su madre rezó a Juan Pablo I y ahora el Papa Francisco ha confirmado que "el Papa de la sonrisa" intercedió en la curación inexplicable esta niña en Argentina en el año 2011.
Candela Giardda se encontraba en estado vegetativo e iba a ser desahuciada en la Fundación Falavoro, Buenos Aires (Argentina) en el año 2011. Ante esta situación, su madre comenzó a rezar a Juan Pablo I y "de la noche a la mañana, la situación de Candela Giarda se revertió totalmente", precisa Infobae.
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"Candela hizo una vida normal hasta los 10 años, que fue cuando se enfermó. Empezó con dolor de cabeza. Yo pensaba que era porque necesitaba anteojos. La llevé al consultorio del pediatra y del oftalmólogo, pero nadie sabía decir qué tenía, porque el único síntoma era el dolor de cabeza. A la semana, Cande comenzó a desmejorar, hasta tener vómitos y fiebre. Cuando la llevé a la guardia [servicio de urgencias], me dijeron que estaba incubando un virus. Cada vez iba empeorando más, hasta que en la madrugada del 27 de marzo de 2011 la llevé al hospital pediátrico de Paraná y quedó internada en terapia. En pocas horas pasó a estar en coma, con respirador. Tenía convulsiones y probaban con distintos anticonvulsivos, pero nada funcionaba", aseguró a Infobae Roxana Sosa, madre de Candela.
Roxana pasó con su hija por distintos sanatorios y hospitales, pero nadie sabía explicarle qué tenía su hija. Finalmente viajó casi 500 kilómetros intubada y en ambulancia desde Paraná (Argentina) hasta la Fundación Favaloro, en Buenos Aires.
Años después, los especialistas concluyeron que la patología era FIRES (síndrome epiléptico por infección febril), una enfermedad de las consideradas raras, que afecta a una persona en un millón, casi siempre sin posibilidad de sobrevida.
"Desde que llegamos a Favaloro, Cande empeoró en vez de mejorar. No tenía expectativas de vida. Hasta me llegaron a decir que volviera a Paraná para que muriera en mi casa", aseguró Roxana entre lágrimas porque los especialistas le decían que si la niña sobrevivía quedaría en estado vegetativo.
Uno de los peores momentos fue el 22 de julio de 2011. Una de las doctoras abrazó a Roxana y le dijo: "No podemos hacer nada más por ella. Cande se muere esta noche".
Ante esa situación Roxana fue a la parroquia de Nuestra Señora de la Rábida. Esta iglesia está a pocos metros de la clínica en donde estaba ingresada su hija y acudía con frecuencia para rezar.
Ese día Roxana pidió al párroco, el P. José Dabusti, que fuera a ver s su hija.
"Cuando [el P. Dabusti] se acercó a la cama de Cande, rezó y me indicó que pusiese las manos arriba de ella y se la encomendó al Papa Juan Pablo I", recordó Roxana a Infobae.
Roxana no conocía nada de Juan Pablo I, pero confió en las palabras del sacerdote y oró por su hija al "Papa de la sonrisa".
Unas horas después de pedir el milagro de la curación de su hija Candela a la intercesión de Juan Pablo I, la niña empezó a mejorar.
Médicos y enfermeras no podía creerlo. Hasta que llegó un punto en el que la vida de Candela no corría peligro y pudo abandonar la terapia intensiva.
Algo absolutamente imposible pero que realmente sucedió. Por eso Roxana asegura:"Los milagros existen, y yo lo vi con Cande".
Candela ahora tiene 21 años y no toma ningún medicamento ni acude a ninguna terapia o rehabilitación. Estudia en la universidad.
El P. José Dabusti, aseguró que le tiene "mucho cariño a Juan Pablo I porque es un Papa desconocido" del que "le impactó su imagen, su sonrisa y humildad cuando él tenía 13 años".
"Dije 'vamos a rezarle a él' y al otro día hubo una mejoría completamente inexplicable en Candela", recordó el sacerdote y explicó que aunque estaba convencido de la intecesión de Juan Pablo I en la curación de Candela, no sabía cómo hacerlo saber.
Por eso le escribió una carta al Papa Francisco, en la que le contaba lo sucedido y la envió a través de su hermano que viajaba a Roma.
Un tiempo después llamaron a su parroquia desde el Vaticano, le hablaban en italiano y le requerían una serie de informaciones y documentos sobre el caso de Candela.
Desde Roma solicitaron la máxima precisión sobre la situación de salud de Candela, y especialmente de los cuatro días previos a que rezáramos a Juan Pablo I.
El exhaustivo proceso canónico siguió su curso.Y el milagro de Candela fue aprobado por la Comisión Médica, también una Comisión de teólogos también dieron su veredicto positivo.
Finalmente el Papa Francisco aprobó el decreto por el que Juan Pablo I podrá ser declarado beato, gracias a su intercesión en la curación de Candela.