"El amor de Dios sabe más de levantadas que de caídas", de "dar una nueva oportunidad que de condenar", afirmó el Papa Francisco a los 250 mil peregrinos que asistieron a la Ceremonia de acogida y apertura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) realizada este 24 de enero en el Campo Santa María la Antigua, en Ciudad de Panamá.
"Fíjense que el amor que nos une es un amor que no 'patotea' ni aplasta, un amor que no margina, que no se calla, un amor que no humilla ni avasalla. Es el amor del Señor, un amor de todos los días, discreto y respetuoso, amor de libertad y para la libertad, amor que sana y levanta", aseguró el Santo Padre.
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El amor de Dios, agregó, "es el amor silencioso de la mano tendida en el servicio y la entrega. Es el amor que no se pavonea, que no la juega de pavo real, que se da a los humildes. Ese es el amor que nos une a nosotros".
El Pontífice también aseguró a los peregrinos que "Pedro está con ustedes para celebrar y renovar la fe y la esperanza. Pedro y la Iglesia caminan con ustedes".
En ese sentido, señaló que la Iglesia quiere "reencontrar y despertar" junto a los jóvenes "la continua novedad y juventud de la Iglesia abriéndonos siempre a esa gracia del Espíritu Santo que hace siempre un nuevo Pentecostés".
"No tengan miedo, vayan adelante con esa energía renovadora y esa inquietud constante que nos ayuda y moviliza a ser más alegres y disponibles, más 'testigos del Evangelio'", agregó.
"Ir adelante no para crear una Iglesia paralela un poco más 'divertida' o 'cool' en un evento para jóvenes, con alguno que otro elemento decorativo, como si a ustedes eso los dejara felices. Ustedes no piensan eso, porque pensar así sería no respetarlos y no respetar todo lo que el Espíritu a través de ustedes nos está diciendo", afirmó.
El Papa Francisco dijo que lo anterior es posible "solo si nos animamos a caminar escuchándonos y a escuchar complementándonos, si nos animamos a testimoniar anunciando al Señor en el servicio a nuestros hermanos que siempre es un servicio concreto. No es un servicio de figuritas".
El Santo Padre valoró la diferencia cultural, de idiomas, vestimenta, la historia de cada pueblo. "¡Cuántas cosas nos pueden diferenciar!, pero nada de eso impidió poder encontrarnos y sentirnos felices por estar juntos. Eso es posible porque sabemos que hay algo que nos une, hay Alguien que nos hermana".
Asimismo, valoró el sacrificio de muchos jóvenes para lograr llegar a la JMJ, lo que los convierte en "verdaderos maestros y artesanos de la cultura del encuentro", dijo el Pontífice.
"Muchos días de trabajo y dedicación, encuentros de reflexión y oración hacen que el camino sea en gran medida la recompensa. El discípulo no es solamente el que llega a un lugar sino el que empieza con decisión, el que no tiene miedo de arriesgar y ponerse a caminar", reflexionó.
Por último, el Papa Francisco exhortó a los jóvenes que al concluir la JMJ recuerden y mantengan "vivo ese sueño que nos hermana y que estamos invitados a no dejar que se congele en el corazón del mundo" y a repetir en forma constante: "Señor, enséñame a amar como Tú nos has amado".
Al terminar el discurso el Papa Francisco se despidió de los peregrinos entregándoles su bendición.
Con la Ceremonia de acogida y apertura culmina el segundo día de la visita del Papa Francisco a Panamá. En la mañana se reunió con las autoridades locales y con los obispos centroamericanos.
Para mañana Francisco presidirá la Liturgia penitencial con los jóvenes privados de libertad y el Vía Crucis.