Este sábado, en la ciudad alemana de Münich, decenas de católicos de todo el mundo oraron en silencio por la unidad de la Iglesia y se manifestaron pacíficamente contra la Conferencia Episcopal Alemana y su polémico "proceso sinodal" que inició el 1 de diciembre.
En una conferencia de prensa posterior, un portavoz del grupo organizador "Acies ordinata" pidió también realizar un boicot al impuesto de la Iglesia o Kirchensteuer. El grupo se describe a sí mismo como una "coalición internacional de laicos católicos que son fieles a la tradición de la Iglesia".
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La manifestación pública se llevó a cabo de 2:00 a 3:00 p.m. (hora local) en el centro de la histórica plaza de Odeonsplatz, frente a Theatinerkirche y Feldernhalle, edificios construidos en el siglo XIX para celebrar a los héroes católicos de Baviera.
Los aproximadamente 100 participantes procedentes de Estados Unidos, Austria, Brasil, Canadá, Chile, Estonia, Francia y Reino Unido formaron filas y permanecieron inmóviles frente a la famosa fachada amarilla de la iglesia de los Teatinos y de San Cayetano durante una hora, antes de empezar a orar en conjunto. La manifestación culminó con el rezo del Credo.
Antes de esta manifestación, se desarrollaron otras dos en Roma, el 19 de febrero y el 28 de septiembre de 2019. Sin embargo, para esta ocasión se eligió la capital bávara de Múnich porque es la sede episcopal del Cardenal Reinhard Marx, Arzobispo de Múnich y Freising y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana.
"Teniendo en cuenta las convicciones ideológicas y las declaraciones públicas de muchos obispos alemanes, no tenemos dudas al respecto: el resultado del camino sinodal solo puede ser el establecimiento de una iglesia separada de Roma", indicó Acies ordinata en un comunicado lanzado el 18 de enero.
Según el grupo los obispos alemanes "creen que es posible transformar la Iglesia desde adentro, confiando en el apoyo del Papa Francisco", sin embargo, indicó que "hay asuntos, como la ley natural, la sustancia de los sacramentos y la constitución divina de la Iglesia, sobre los cuales los obispos y el Papa no tienen autoridad".
"Le pedimos al Papa Francisco claridad. Que no ignore las posiciones de los obispos alemanes ni su objetivo, que es extender las decisiones 'vinculantes' de su 'sínodo permanente' a la Iglesia universal", precisó Acies ordinata.
Luego, también pidió a los "obispos alemanes que sean igualmente consistentes en seguir el camino sinodal hasta su objetivo lógico, que es el establecimiento de una nueva iglesia con un rostro germano-amazónico, separada de la Iglesia católica, apostólica y romana".
"Finalmente, pedimos a los católicos alemanes que contribuyan a este proceso de aclaración, al dejar de pagar un impuesto eclesiástico que es injusto desde el punto de vista teológico, canónico y moral, y que constituye la base financiera necesaria para completar el camino sinodal", acotó la agrupación.
Al finalizar el evento en Münich, un grupo de portavoces dieron una conferencia de prensa en la que se habló del "proceso sinodal", la crisis de la Iglesia y el Sínodo de la Amazonía.
El profesor Roberto de Mattei, director de la Fondazione Lepanto, hizo un llamado a los católicos de Alemania a boicotear el impuesto de la Iglesia en Alemania. El historiador comparó la situación actual con el concepto de "lucha cultural"
"El término lucha cultural surgió para denotar la persecución de los católicos bajo el canciller del Reich Bismarck a fines de la década de 1930. El pensador comunista Antonio Gramsci a su vez llamó a una nueva lucha cultural contra la Iglesia Católica. Ciertamente no podría haber imaginado que los obispos llevarían a cabo un plan de secularización social. En este punto, todos nos enfrentamos a la pregunta crucial: ¿Puede un católico ser cómplice de la 'decatolización' de su país?
Mattei dijo que "pagar impuestos de la iglesia significa, por supuesto, contribuir directamente a la secularización avanzada de la iglesia en Alemania y, gracias a la presión ideológica y el poder financiero de los obispos alemanes, cooperar para que suceda en todo el mundo. Pagar el impuesto de la iglesia en este momento significa apoyar el error sinodal".
El historiador cuestionó que la Conferencia Episcopal Alemana excomulgue "de facto" a quienes no tienen para pagar el impuesto, y que si bien existe la obligación de brindar apoyo material a la Iglesia, "el criterio esencial de pertenecer a la misma es la fe que todo católico recibe en el bautismo".
"¡Eso no puede ni debe reducirse a pagar una tarifa!", agregó de Mattei.
"Solo una institución profundamente secularizada puede decretar tal ecuación de credo y moralidad fiscal. La iglesia en Alemania es rica en fondos, pero pobre y cada vez más pobre en sustancia espiritual. A los ojos de un cristiano cabal, aparece como un aparato funcional burocrático que está dispuesto a defender la opinión pública y sujeto al dictado de las autoridades civiles", continuó el historiador.
"Quien vende los preciosos bienes de la vida sacramental al precio del impuesto eclesiástico comete el pecado de simonia (Hechos 8, 5.24). Esta venta de dones espirituales es el sello distintivo de todas las grandes crisis en el curso de la historia de la iglesia", acotó.
Otro de los portavoces fue Alexander Tschugguel, un joven austriaco que causó sensación en todo el mundo cuando robó las controvertidas figuras de madera de la "Pachamama" del Sínodo de la Amazonía y las arrojó al Tíber. Tschugguel advirtió que se debe evitar "transformar la iglesia en una ONG".
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA Deutsh.