El Papa Francisco aseguró este viernes que "la regla fundamental de la vida religiosa es el seguimiento de Cristo propuesto por el Evangelio" y la búsqueda constante y diaria del Señor.
En la mañana de este viernes 13 de enero, el Papa Francisco recibió en audiencia a los Canónigos Regulares de San Agustín, a quienes habló acerca de lo indispensable para la vida consagrada.
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Al comienzo de su discurso, el Santo Padre dijo que "aunque cada Congregación goza de autonomía propia, ello no impide que los Estatutos Confederales prevean competencias que favorezcan un equilibrio entre dicha autonomía".
Explicó, además, que este equilibrio permite también "una adecuada coordinación que evite la independencia y el aislamiento".
En este sentido, advirtió que "el aislamiento es peligroso" y defendió que "hay que tener mucho cuidado para protegerse de la enfermedad de la autorreferencialidad y preservar la comunión entre las diferentes Congregaciones como un verdadero tesoro".
Para el Pontífice, "la vida consagrada es como el agua, si no fluye se pudre, pierde sentido, es como la sal que pierde sabor, se vuelve inútil".
A continuación, aconsejó a los presentes no contentarse "con una memoria arqueológica, porque ésta nos convierte en piezas de museo, tal vez dignas de admiración pero no de imitación".
"En cambio -explicó el Santo Padre-, la memoria deuteronómica nos ayuda a vivir el presente plenamente y sin miedo para abrirnos al futuro con renovada esperanza".
Más tarde, el Papa Francisco aseguró que "la regla fundamental de la vida religiosa es el seguimiento de Cristo propuesto por el Evangelio".
A partir de esta idea, pidió a los presentes que el Evangelio sea su "vademécum" para alejarse de "la tentación de reducirlo a ideología".
"El Evangelio nos recuerda constantemente que debemos situar a Cristo en el centro de nuestra vida y de nuestra misión. Esto nos devuelve al 'primer amor'", señaló el Santo Padre.
Además, explicó que "amar a Cristo significa amar a la Iglesia, su cuerpo. La vida consagrada nace en la Iglesia, crece con la Iglesia y fructifica como Iglesia".
"Es en la Iglesia, como nos enseña San Agustín, donde descubrimos al Cristo total", añadió.
Como Canónigos Regulares, el Papa dijo que su principal ocupación "es la búsqueda constante y diaria del Señor".
También les invitó a "buscar al Señor en la lectura asidua de la Sagrada Escritura, en cuyas páginas resuenan Cristo y la Iglesia".
"Buscar al Señor en la liturgia, especialmente en la Eucaristía, cumbre de la vida cristiana, que significa y realiza la unidad de la Iglesia en la armonía de la caridad", aconsejó.
Asimismo, les animó a buscar al Señor "en el estudio y en el trabajo pastoral ordinario", como también "en las realidades de nuestro tiempo, sabiendo que nada humano puede sernos ajeno y que, libres de toda mundanidad, podemos animar el mundo con la levadura del Reino de Dios".
"Son los distintos caminos de una única búsqueda, que supone el camino de la interioridad, del conocimiento y del amor al Señor, en la escuela de San Agustín", aseguró el Santo Padre.
"De este modo, la luz del Maestro interior nos ilumina las realidades temporales", concluyó.