El P. Eduardo Hayen Cuarón, director del semanario Presencia de la Diócesis mexicana de Ciudad Juárez, reflexionó recientemente sobre el propósito de los sacerdotes, y advirtió sobre "lo peor que podría sucedernos" en la vida cristiana.
En un artículo titulado "Mostrar el camino al Cielo", publicado el 3 de agosto, en las vísperas de la Fiesta de San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes, el P. Hayen buscó responder a interrogantes como "¿cuál es la misión del sacerdote en un mundo secularizado? ¿Qué esperan los fieles católicos de sus párrocos?".
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El sacerdote mexicano recordó que "el sacerdocio diocesano ha pasado por momentos de crisis en su identidad".
"En los años posteriores al Concilio Vaticano II los sacerdotes empezaron a percibirse como agentes de cambio social", recordó, y lamentó que "la Teología de la Liberación enfatizó que, en medio de una lucha de clases, el papel del sacerdote era facilitar la liberación de las estructuras sociales, que se consideraban opresoras".
"Esa visión ha quedado superada para regresar, en los últimos años, a un cierto clericalismo que enfatiza al sacerdocio como una élite que está por encima de los laicos, lo que también es una visión inadecuada del sacerdocio", advirtió.
Para el P. Hayen, "el sacerdote, sin duda, tiene un llamado de Dios muy particular para actuar 'in persona Christi' al servicio del Pueblo santo de Dios para evangelizarlo, santificarlo y acompañarlo en su camino hacia el encuentro último con Dios".
"Es cierto que aquí en la tierra el sacerdote forma parte de una Jerarquía constituida por Jesucristo para gobernar la Iglesia, pero tal Jerarquía no existe con fines de poder autoritario, sino con la única finalidad de prestar un servicio santo para que los bautizados se santifiquen".
El P. Hayen advirtió que "un sacerdote no es automáticamente un santo por el hecho de tener el sacerdocio", sino que "él mismo se ve envuelto en fragilidades y miserias que deberá de combatir en su lucha por la santidad".
"A los ojos de Dios lo más importante no es el servicio que alguien desempeña en la Iglesia, sino la lucha por la santidad con la que vive la persona que presta su servicio", precisó.
El sacerdote mexicano recordó luego una anécdota sobre San Juan María Vianney, en el que un pequeño pastor le señaló la ruta correcta al santo, que se había extraviado.
Tras esto, recordó el P. Hayen, el Santo Cura de Ars le dijo al pastorcito: "Amiguito, tú me has enseñado el camino a Ars; yo te enseñaré el camino al Cielo".
El sacerdote mexicano subrayó entonces que "si Jesús quiere para los hombres la felicidad, que es el Cielo, nosotros los sacerdotes estamos en medio de un pueblo para mostrar el camino que conduce hacia la meta, al paraíso, a la vida eterna y a la felicidad".
Al finalizar su artículo, el P. Eduardo Hayen Cuarón pidió que "oremos por los sacerdotes, para que imitando el ejemplo heroico de nuestro patrono, san Juan María Vianney, permanezcamos unidos a Jesús en una vida sacerdotal santa y a Él lo mostremos a aquellos que quieren verlo".