El Papa Francisco presidió esta mañana, en el Tercer Domingo de Pascua, el rezo del Regina Coeli, oración que sustituye al Ángelus durante este tiempo.
En sus palabras previas al rezo del Regina Coeli, el Santo Padre comentó el Evangelio del día, en el que Jesús resucitado se encuentra con los apóstoles y les enseña las heridas de los pies y las manos.
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"En las lecturas de la liturgia del día resuena dos veces la palabra 'testimonio", indicó, destacando que "los apóstoles, que vieron con sus propios ojos a Cristo resucitado, no podían silenciar su extraordinaria experiencia".
A continuación, recordó que la misión de la Iglesia es que "cada bautizado está llamado a testimoniar, con las palabras y con la vida, que Jesús ha resucitado, que está vivo y presente en medio de nosotros".
Entonces, el Papa se preguntó "¿Quién es el testigo?" y respondió: "El testigo es uno que ha visto, que recuerda y cuenta. Ver, recordar y contar, son los tres verbos que nos describen la identidad y la misión".
Explicando cada uno, dijo que "el testigo es uno que ha visto, pero no con ojos indiferentes; ha visto y se ha dejado involucrar por el acontecimiento. Por esto recuerda, no solo porque sabe reconstruir con precisión los hechos ocurridos, sino porque estos hechos le han hablado y él ha captado el sentido profundo".
El testigo no cuenta "de manera fría e individual, sino como uno que se ha dejado cuestionar y desde aquél día su vida ha cambiado".
"El contenido del testimonio cristiano no es una teoría, una ideología o un complejo sistema de preceptos y normas, sino un mensaje de salvación, un hecho concreto, ante todo una persona: es Cristo resucitado, que vive y es el único Salvador de todos".
Así, señaló, "puede ser testimoniado por todos aquellos que han tenido una experiencia personal de Él, en su Iglesia, a través de un camino que tiene su fundamento en el Bautismo, se nutre de la eucaristía, tiene su sello en la Confirmación y su continua conversión en la Penitencia".
Y para el cristiano, "su testimonio será más creíble cuanto más brille su forma de vivir el Evangelio, de manera alegre, animoso, leve, pacífico, misericordioso".
El Papa también advirtió de que si esto no se vive así y "el cristiano se deja atrapar por la comunidad, la vanidad, se convierte en alguien sordo y ciego respecto a la pregunta de la 'resurrección' de tantos hermanos, ¿cómo podrá comunicar a Jesús vivo, su potencia liberadora y su ternura infinita?", preguntó.
Francisco pidió que la Virgen "nos sostenga con su intercesión para que podamos convertirnos, con nuestros límites, pero con la gracia de la fe, en testimonios del Señor resucitado, llevando a las personas con las que nos encontremos los dones pascuales de la alegría y de la paz".
Tras rezar, el Papa envió un saludo "a los polacos de la diócesis de Rzeszów" y les manifestó estar cercano "de los participantes de la Marcha por la santidad de la Vida que se desarrolla en Varsovia, animando a defender y promover siempre la vida humana".
También recordó que hoy, en la ciudad italiana de Turín, comienza la exposición de la Síndone o Sábana Santa y señaló que el próximo 21 de junio "también yo iré a venerarla". "Deseo que este acto de veneración nos ayude a todos a encontrar en Jesucristo el rostro misericordioso de Dios, y a reconocerlo en los rostros de los hermanos, especialmente de los que sufren".