Expertos en materia ética aseguran que el reciente caso ocurrido en Italia sobre el intercambio accidental de niños concebidos mediante procedimientos de fertilización in vitro antes de la implantación, muestra los peligros morales que rodean la reproducción artificial.
La editora asistente de la revista de bioética La Nueva Atlántida, Brendan Foht, dijo a ACI Prensa que "este tipo de confusión es una situación susceptible de ocurrir cuando tienes una vida humana realizándose y guardándose en el laboratorio".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El 8 de agosto, el periódico La Stampa informó que una mujer italiana identificada como Francesca había dado a luz con éxito a dos hijos. Los niños fueron registrados como suyos, ya que la legislación italiana establece que quien da a luz a un niño es su madre.
Sin embargo, pese a haber dado a luz a estos niños, Francesca y su marido no son los padres biológicos: el 4 de diciembre de 2013, Francesca y la madre biológica de los niños se sometieron a un tratamiento de fertilización in vitro en un hospital de Roma.
Los hijos de ambas parejas se mezclaron durante el procedimiento - los niños equivocados fueron implantados en el vientre de cada madre - y mientras que unos gemelos fueron implantados con éxito en Francesca, el embarazo de la madre biológica terminó en un aborto espontáneo.
Los padres genéticos fueron identificados mediante pruebas de ADN a principios de este año y han informado que si bien la legislación italiana no les otorga actualmente los derechos de paternidad, ellos llevaran el caso "a todos los niveles legales".
Foht señaló que esta confusión "es el tipo de situación susceptible de ocurrir cuando tienes una vida humana realizándose y guardándose en el laboratorio", lo cual debe ser una instancia para cuestionar la creación y el almacenamiento de personas humanas en las clínicas de fecundación in vitro.
Foht explicó que el intercambio de embriones no es algo inusual, pues se trata de un servicio "regularmente escogido por las parejas en las clínicas de fecundación in vitro".
Las parejas, dijo Foht, donarán los embriones "sobrantes" a otras parejas, "conduciendo a la deliberada, y no accidental, distinción entre los padres biológicos y los padres genéticos de un niño".
A través de estas prácticas, señaló Foht, la paternidad "está separada de los hechos naturales y se convierte en un asunto de elección para las partes involucradas".
Dada la aceptación de estas prácticas, parece ser que este caso es controversial "no porque los niños nacen de mujeres que no son sus madres genéticas o porque la paternidad genética se separa deliberadamente de la paternidad social e incluso gestacional, sino porque los clientes de la fecundación in vitro no están obteniendo aquellos por lo que han pagado".
"Por lo tanto, cuando las personas se dan cuenta de lo bastante indignante que es tener la incertidumbre y los conflictos legales sobre quiénes son los verdaderos padres de estos niños", aseguró Foht, "también debemos considerar cómo las prácticas de la tecnología de reproducción asistida conducen necesariamente a las preguntas sobre quiénes serán los padres de los embriones creados en las clínicas de fecundación in vitro".