Tras cortar el agua y la energía eléctrica para acelerar el proceso, el ex Obispo ordinario de Mindong (China), Mons. Vincenzo Guo Xijin, fue desalojado de su casa junto con los sacerdotes que vivían allí.
Según informa la agencia Asia News, el desalojo se debe a razones de seguridad. Un letrero frente a lugar explica que el edificio –construido con todos los permisos hace más de 10 años– no cumple con la normativa contra incendios y por eso debe cerrarse.
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En realidad, precisa la agencia, "la operación policial es un gesto de presión y cólera hacia el obispo y sus sacerdotes que se niegan a firmar la adhesión a la Iglesia 'independiente'".
Asia News señala que Mons. Guo Xijin es una "víctima" del acuerdo entre China y el Vaticano que ha convertido a la diócesis de Mindong en una especie de "proyecto piloto" para la aplicación del acuerdo.
En China existe la Asociación Patriótica Católica China, controlada por el Gobierno; y la Iglesia clandestina, subterránea o no oficial, que se ha mantenido fiel a la Santa Sede.
En la práctica, dijo en 2019 el P. Bernardo Cervellera, experto en la Iglesia Católica en China y editor de la agencia de noticias Asia News, más que una "reconciliación" entre la Asociación Patriótica y la Iglesia clandestina o subterránea, con el acuerdo provisional entre China y el Vaticano para el nombramiento de obispos "hay una gran presión sobre la comunidad subterránea con una fuerte intromisión en la vida de la Iglesia".
Tras el acuerdo y la eliminación de la excomunión del Obispo oficial Vincenzo Zhan Silu, a petición del Papa Francisco Mons. Guo aceptó dejar de ser el ordinario de Mindong para convertirse en auxiliar de Zhan. Sin embargo, al negarse a firmar la adhesión a la Iglesia "independiente", no fue reconocido por el gobierno y ahora "ha sido degradado a sin techo y migrante", lamenta Asia News.
El mismo destino para muchos sacerdotes que se niegan a firmar. En los últimos días al menos cinco parroquias han sido cerradas por razones de "seguridad contra incendios". Entre ellas hay dos grandes parroquias: la de Fuan, con más de 10.000 fieles y la de Saiqi, con unos 3.000 fieles.
El párroco de Fuan, P. Liu Guangpin, de 71 años, es uno de los que ha reconstruido la vida de la Iglesia después de las persecuciones maoístas. Ahora ha sido desalojado y no tiene ningún lugar para celebrar, pero permanece en Fuan.
En cambio, el párroco de Saiqi, el P. Huang Jintong, de 50 años, ha sido expulsado fuera de la ciudad.
Además, en Saiqi y cerca de la parroquia, el 13 de enero el gobierno cerró una casa para ancianos dirigida desde hace 20 años por las Hermanitas de la Misericordia y la Caridad donde había unas 30 personas, muchos de los cuales se han quedado sin hogar.
Otra parroquia cerrada, supuestamente por no cumplir las normas contra incendio, fue la de Suanfeng, donde la policía echó al párroco que no firmó la adhesión a la Iglesia "independiente", cerrando la Iglesia. Poco después, el Obispo oficial Zhan Silu nombró un párroco que sí firmó el documento y reabrió el templo sin modificaciones ni reestructuraciones.
Para algunos fieles de Fuan, señala Asia News, el Obispo Zhan Silu no defiende la libertad de la Iglesia y "parece más un político que un pastor".
La Oficina de Asuntos Religiosos, que gestiona las actividades de las religiones y de la Iglesia, están decididos a erradicar todos los sacerdotes que no se someten y que ya no respetan la autoridad episcopal de Monseñor Zhan Silu, que según algunos fieles locales habría mantenido en reserva las operaciones contra Mons. Guo y varios párrocos.
El Frente Unido quiere obligar a los sacerdotes reticentes amenazando con desalojarlos de sus casas o hacer que los miembros de sus familias pierdan sus trabajos.
Al menos 20 de los 57 sacerdotes de la diócesis no quieren firmar la adhesión a la Iglesia "independiente".
Dicen que la firma "es solo el comienzo de una mayor persecución y control", que tiende a convertir a los sacerdotes en "funcionarios del Partido" comunista, aceptando no evangelizar a los jóvenes menores de 18 años –algo que va contra de la Constitución china– y someten cualquier iniciativa de evangelización a la supremacía del Partido Comunista.
Algunos sacerdotes, señala Asia News, hablan de "demasiada ligereza" de la Santa Sede al adherirse al acuerdo. "Es hora de que la Secretaría de Estado del Vaticano despierte del sueño -dicen- y reconozca que se ha equivocado, de lo contrario se convierte en cómplice de esta situación", afirman.
El acuerdo provisional entre el Vaticano y China
El 22 de septiembre de 2018 el Vaticano anunció la firma del acuerdo provisional con China para el nombramiento de obispos.
Algunos han expresado su oposición al acuerdo, como el Obispo Emérito de Hong Kong, el Cardenal Joseph Zen Ze kiun, quien en un artículo publicado en el New York Times escribió: "A los obispos y sacerdotes clandestinos (fieles) de China solo puedo decirles esto: por favor, no comiencen una revolución. ¿Ellos (las autoridades) toman sus iglesias? ¿Ya no pueden celebrar? Vayan a casa y recen con sus familias (…) Esperen mejores tiempos. Vuelvan a las catacumbas. El comunismo no es eterno".
En el vuelo de regreso de su viaje a Letonia, Lituania y Estonia a fines de septiembre de 2018, el Papa Francisco dijo a los periodistas: "Yo soy el responsable" del acuerdo.
Sobre los obispos que no estaban en comunión con la Iglesia hasta antes del acuerdo, Francisco dijo que "han sido estudiados caso por caso. Por cada obispo han llegado al final los expedientes de cada uno a mi escritorio y he sido yo el responsable de firmar cada caso".
En cuanto al acuerdo, Francisco precisó que "la cosa se hace en diálogo, pero nombra Roma, nombra el Papa. Esto es claro. Y rezamos por los sufrimientos de algunos que no entienden o que tienen en sus espaldas muchos años de clandestinidad".
El 26 de septiembre de 2018 el Pontífice dirigió un mensaje a los católicos de China y a la Iglesia universal en el que solicitó "gestos concretos y visibles" a los obispos a quienes levantó la excomunión.