El caso de la católica Arzoo Raja, menor de edad casada a la fuerza con un musulmán, dio un nuevo giro luego que el Tribunal Superior de Sindh, Karachi (Pakistán), sentenció que permanezca en una casa de acogida del gobierno hasta que ella lo decida, en lugar de retornar con su familia.
El 13 de octubre de este año Ali Azhar, un musulmán de 44 años vecino de la familia Raja, secuestró a Arzoo cuando se dirigía a la tienda. Ese mismo día la niña fue obligada a convertirse al islam y a contraer matrimonio y convivir con su secuestrador.
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El 23 de noviembre, el Tribunal Superior de Sindh realizó la última audiencia sobre el caso de Arzoo Raja y ordenó que la menor siga viviendo en el "Hogar Refugio Panah", casa de acogida de los servicios sociales del gobierno, hasta cuando ella lo decida, en lugar de regresar de inmediato con su familia, como se suele proceder en casos similares pasados, señaló la agencia vaticana Fides.
Con la decisión, el Tribunal separa definitivamente a la niña del musulmán que la secuestró y, además, valida "las denuncias de violación de una niña menor de 16 años, delito que puede ser castigado con cadena perpetua o con la pena de muerte", bajo "el artículo 375, párrafo 5 del Código Penal de Pakistán", dijo Jibran Nazir, el abogado de la familia Raja.
Nazir explicó que "el Tribunal Superior de Sindh rechazó las apelaciones" documentadas presentadas por el secuestrador, en las que afirmaba que el "matrimonio era legal", que la custodia de la niña le pertenecía como esposo y que todos los cargos contra él "debían ser cancelados".
Señaló que el Tribunal "no tomó ninguna decisión a favor del secuestrador" y recordó que en la audiencia anterior del 5 de noviembre, el Tribunal mantuvo abiertos los cargos presentados contra Azhar Ali en el First Information Report.
Además de permanecer en la casa de acogida, "el Tribunal ordenó que el Ministerio del Interior de Sindh nombre a una persona del Departamento de Atención Social que examinará a Arzoo para que reciba atención psicológica y para que retome sus estudios", dijo Nazir.
Si bien para el abogado la decisión del Tribunal "es un paso adelante, porque Arzoo está a salvo", la familia Raja y la comunidad católica confían en que la niña podrá retornar con su familia, pues los abogados apelarán al Tribunal Supremo de Pakistán, instancia máxima en el país, para obtener su custodia.
"Ahora haremos todo lo posible y presentaremos un recurso ante el Tribunal Supremo para que la niña vuelva a vivir con sus seres queridos", afirmó Nasir.
Para el P. Saleh Diego, vicario general y director de la Comisión Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Karachi, la comunidad católica esperaba que la niña "fuera confiada a la familia", pues esa fue la forma en que se procedió en casos pasados similares.
"El Tribunal debe considerar que se trata de una menor que ha sufrido un trauma violento y está bajo presión tras su secuestro, conversión forzada y matrimonio con el hombre que la violó", dijo. "Seguimos pidiendo al Poder Judicial que confíe la custodia de la menor a sus padres. Pedimos el pleno respeto de nuestros derechos como ciudadanos pakistaníes", concluyó.
La decisión final del Tribunal de Sindh fue resultado de una serie de audiencias que fueron posible gracias a la insistencia y reclamos de la familia, con apoyo de la Iglesia Católica y de protestas locales masivas. En un inicio el Tribunal favoreció en su sentencia al secuestrador, pero luego, se enmendó y pidió se realice la investigación correspondiente para dar con la verdad.
El 27 de octubre el Tribunal Superior de Sindh emitió una orden judicial que respaldaba lo declarado por el secuestrador sin realizar investigaciones preliminares, pese a que la familia de Arzoo lo pidió, y ordenaba a la policía no arrestar a Azhar. El secuestrador, con documentos falsos, aseguró que la niña tenía 18 años y que su conversión y matrimonio forzados eran actos libres y voluntarios.
Ante ello, el Arzobispo de Karachi, Cardenal Joseph Coutts, el Obispo de Islamabad-Rawalpindi y presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán, Mons. Joseph Arshad, el Obispo Kaleem John de la iglesia anglicana de Pakistán y líderes de otras confesiones pidieron justicia por el caso de Arzoo y exigieron medidas severas que eviten que estos ataques contra las minorías religiosas sigan ocurriendo en el país.
Además, el 28 de octubre, el P. Saleh Diego, lideró una protesta a favor de la liberación de Arzoo en la entrada de la Catedral de San Patricio, en la que participaron más de 300 personas entre cristianos, hindúes y musulmanes, señaló Fides.
Más tarde, el Tribunal se enmendó, detuvo al criminal y dispuso que Arzoo viva temporalmente en el centro de acogida del gobierno. El 5 de noviembre, ordenó a una comisión médica determinar la edad real de la niña y el 9 de noviembre, tras confirmar con el resultado médico y los certificados de nacimiento y escolar que Arzoo era menor de edad, declaró la ilegalidad del matrimonio.
Entonces, el Tribunal Superior de Sindh calificó el acto como "matrimonio precoz" y ordenó que Arzoo no regrese con su secuestrador ni con su familia, sino que permanezca en la casa de acogida, pues la niña se negó a volver a su hogar de origen y pidió regresar con Azhar.
El abogado Nazir explicó que "la niña sigue traumatizada, la forma en que fue secuestrada, obligada a casarse y abusada dice que Arzoo ha sufrido violentos traumas físicos y psicológicos y necesita tiempo para recuperarse".
Además, el Tribunal ordenó a la policía investigar "a las personas involucradas en este matrimonio precoz, en particular las que produjeron documentos falsos para declarar a la menor como si tuviese 18 años y aquellos que realizaron concretamente el matrimonio", dijo Nazir.
Explicó que la "Ley de matrimonio de Sindh de 2013 prohíbe el matrimonio de niños menores de 18 años y establece un castigo para los que participan en el matrimonio infantil, incluida la persona que organiza el matrimonio y el tutor del niño".