Aún queda tiempo para conocer las medidas finales adoptadas respecto a la reforma de la Curia romana, una tarea en la que el Papa Francisco lleva más de un año empeñado. En este trabajo le acompaña un grupo de nueve cardenales conocido como "C9" que analizan, reflexionan y estudian qué medidas tomar.
En la mañana de este martes, la mayoría de los integrantes del Colegio Cardenalicio -165 en esta ocasión- escucharon de primera mano los avances que se han dado al respecto. Tuvieron también tiempo de discutir ciertos aspectos y de realizar aportaciones.
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Así lo ha explicado a los medios el vocero de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, quien ha aclarado que 25 purpurados han excusado sus asistencia a esta primera reunión por motivos de salud o por la dificultad de acudir a Roma desde lugares lejanos.
Entre las propuestas de este primer día se encuentra la de unificar los diversos dicasterios en dos grandes organismos: uno que se ocupe de laicos, familia y vida; y otro que agrupe Justicia y Paz, Cor Unum (la Cáritas Vaticana), Pastoral Sanitaria y Migrantes. A este segundo ente se sumaría un departamento nuevo, que no existe a día de hoy y que se ocuparía de las cuestiones relacionadas con la ecología humana y social y el cuidado del medio ambiente.
En la mañana de este jueves, el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, coordinador del "C9", y Mons. Marcello Semeraro, Secretario de la Comisión, expusieron al Colegio Cardenalicio la base de las reformas.
El primero explicó cómo nació esta Comisión, por quién está constituida y su método de trabajo. Informó también sobre el recojo y estudio de cien aportaciones hechas personas de la Curia con el fin de ayudar a desarrollar la reforma.
Sin embargo, el Purpurado ha recalcado que el Consejo de Cardenales no fue creado únicamente para reformar la Curia, aunque sea su principal tarea, sino también para ayudar al Santo Padre en otros asuntos. Entre ellos, los Sínodos Extraordinario y Ordinario sobre la Familia, la Comisión para la Tutela de Menores, las reformas del llamado Banco Vaticano (IOR) o el estudio de la mejora de los distintos medios de comunicación de la Santa Sede.
Por su parte, Mons. Marcello Semeraro habló a los purpurados de las líneas y la guía base para la reforma, una propuesta que ha sido enriquecida después de la reunión que el Papa Francisco mantuvo con los jefes de los distintos dicasterios el pasado mes de noviembre.
El Secretario del Consejo de Cardenales se detuvo de manera especial en aclarar el significado teológico de los posibles cambios y no sólo en el organizativo y de eficiencia.
En la mañana hubo tiempo para doce intervenciones. Se habló de la función de la Curia romana y su relación con las conferencias episcopales del mundo, así como la simplificación y racionalización de la misma.
Se mencionó también la posibilidad de una persona que ejerza de "moderador de la Curia", tarea de la que se ocuparía la Secretaría de Estado, sin necesidad de nombrar a alguien de fuera para esta tarea, precisó el P. Lombardi.
Asimismo, se debatió sobre algunos aspectos técnicos, como la conveniencia de hablar de "colegialidad" o de "sinodalidad".
La formación académica y espiritual de los trabajadores de la Curia y la relación entre religiosos y laicos en el servicio de varios dicasterios fueron otros temas abordados.
La reforma desembocará en una nueva constitución que sustituirá a la Pastor Bonus que establece el funcionamiento de la Curia romana y que se puso en marcha en junio de 1988 por San Juan Pablo II. De momento es ésta la que rige el funcionamiento de los organismos vaticanos.
Aunque aún no hay nada decidido, es posible que según avancen los trabajos se pongan a prueba algunas medidas experimentales para comprobar su efectividad hasta la reforma final.
Por último, el P. Lombardi descartó la posibilidad de que un laico sea puesto a la cabeza de alguna de las Congregaciones ya que siempre son presididas por cardenales, aunque aseguró que sí es probable que se encargue de algún otro organismo que tenga otra forma jurídica.