El Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo Emérito de Caracas (Venezuela), resaltó el ardiente amor a Dios y la sólida vida cristiana del Dr. José Gregorio Hernández, que será beatificado el próximo 30 de abril en la capital venezolana.
La beatificación será presidida por el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano y que fuera Nuncio en Venezuela entre 2009 y 2013.
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En vistas a este importante evento, el Cardenal Urosa envió a ACI Prensa un texto titulado "El nuevo médico beato José Gregorio Hernández, hombre de Dios", en el que destaca "la grandeza espiritual y religiosa" del médico venezolano.
"Con toda justicia, en el mundo académico, universitario y médico venezolano, pero también entre el pueblo sencillo y fiel, cuando se habla de los valores humanos, José Gregorio ocupa un privilegiado", afirma el Purpurado.
"Sin duda fue un gran ciudadano, serio y varonil, sociable y amable, de conducta ejemplar, recto y honesto, de gran actitud cívica y elevación cultural. Fue además una persona de inteligencia brillante y superior, que sobresalió siempre en toda su carrera universitaria".
El Dr. Hernández "destacó como gran profesor en la facultad de medicina, y también como gran científico e investigador, que instaló en Venezuela el primer laboratorio de fisiología y bacteriología, dando así un gran impulso a los estudios de medicina en nuestro país. Excelente médico, sumamente competente y acertado, pero además, lleno de ardiente caridad hacia los más pobres, a quienes atendía personalmente en su consultorio y en sus domicilios".
El Cardenal Urosa resalta luego que "todas esas grandes cualidades y valores lo califican como un eminente y destacado venezolano. Pero quiero poner de relieve que lo que lo movió interiormente a brillar en todas esas actitudes y conductas laudables; lo que lo lleva ahora a la beatificación, fue su ardiente amor a Dios, y su sólida vida cristiana".
"En efecto: como lo proclamara el Papa San Juan Pablo II en su decreto del 16 de enero de 1986, con el cual reconoció la Iglesia las virtudes heroicas, excepcionales –es decir, practicadas en grado sumo– el Dr. Hernández se destacó sobre todo por su intensa fe, su gran esperanza y su ardiente caridad. Y son estas virtudes teologales, reflejadas en su vida diaria, la que lo llevan ahora a los altares".
El Arzobispo Emérito de Caracas explica que "José Gregorio Hernández fue un verdadero hombre de Dios, de una profunda vida espiritual, es decir religiosa".
"Era muy piadoso, es decir, que vivió en actitud de oración, aun en medio de sus actividades ordinarias, y que tenía una intensa práctica de piedad: participaba en la Santa Misa diariamente, rezaba el Rosario, leía la Palabra de Dios, tenía una gran devoción a Cristo y a la Santísima Virgen, y visitaba frecuentemente al Santísimo Sacramento. Cumplió fielmente los diez mandamientos de la Ley de Dios".
El Dr. José Gregorio Hernández también "perteneció a una insigne asociación laical de vida espiritual y apostolado, la Tercera Orden de San Francisco, y era muy afecto y cercano al insigne Arzobispo de Caracas, Mons. Dr. Juan Bautista Castro y a los sacerdotes de la ciudad".
"Por eso, por tener una actividad diariamente unificada e integrada por el amor a Dios, vivió intensamente la caridad, la solidaridad, la bondad hacia todos, especialmente hacia los más pobres", prosigue.
"Esto lo colocó en el corazón de los venezolanos de su época, hasta el punto de que el pueblo caraqueño, volcado en su cortejo fúnebre el 30 de junio de 1919, al llevar en hombros sus restos al cementerio, exclamaba con orgullo: 'el Dr. Hernández es nuestro'".
El Cardenal Urosa subraya que "sin duda alguna fue sobre todo la práctica de las virtudes cristianas, las teologales de fe, esperanza y caridad, y las cardinales de prudencia, justicia, fortaleza y templanza, la razón para que en 1986 el Papa San Juan Pablo II lo declarara 'venerable', y para que ahora, el Papa Francisco lo eleve a los altares como Beato de la Iglesia, digno de recibir culto religioso en Venezuela".
Imitemos al nuevo Beato
El Purpurado venezolano resalta asimismo que "al declarar a alguien santo o beato, además de proclamar sus altísimas condiciones religiosas, espirituales y humanas, la Iglesia lo presenta al pueblo cristiano, más aún al mundo entero, como un ejemplo digno de imitación. Su beatificación nos llama, pues, a imitar al Dr. José Gregorio Hernández".
"Primero, en la práctica de las virtudes humanas, siendo buenos ciudadanos. Pero, sobre todo, estamos invitados a imitarlo en el intenso amor a Dios, en la vida espiritual y de piedad, en la unión con Dios y con la Virgen María, en el cumplimiento de los mandamiento de la Ley de Dios, en la caridad intensa al prójimo, en la solidaridad con los que sufren, en la práctica de los actos de piedad".
Finalmente el Cardenal Jorge Urosa alienta a los fieles a ver "a José Gregorio como un verdadero y virtuoso hombre de Dios, insigne por su santidad, e imitémoslo en la práctica del amor a Dios y al prójimo, y en la vivencia de nuestra hermosa fe católica. Amén".