El Cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor del Vaticano, celebró una Misa solemne con motivo del 70º aniversario de la proclamación del dogma de la Asunción de la Virgen María.
La Eucaristía se llevó a cabo el Domingo 1 de noviembre, Solemnidad de todos los Santos, en la gruta Tre Fontane de Roma a las 12:00 p.m. (hora local).
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En su homilía, el Purpurado recordó que el Papa Pío XII proclamó el dogma de la Asunción el 1 de noviembre de 1950 después de haber escuchado al Colegio Episcopal y a la piedad de los fieles, expresión de su sensus fidei.
"La Asunción nos recuerda, entre otras cosas, que nosotros también tenemos una unión con Cristo, hemos sido bautizados y con esto también nos hemos convertido en hijos de Dios, aunque adoptivos, nuestro cuerpo se ha convertido en templo del Espíritu Santo y lo sigue siendo hasta al final de la vida, para esperar en la Resurrección", señaló Cardenal Piacenza.
En esta línea, el Penitenciario Mayor del Vaticano destacó que en la Solemnidad de todos los Santos y en el día de todos los Fieles Difuntos es posible mirar "el punto de llegada de la Asunción de la Virgen: ¡este punto es el otro mundo! Nosotros, todavía peregrinos, estamos constantemente al borde de este otro mundo y si nuestra vida fluye sin la percepción de esta cercanía corre el riesgo de convertirse en una vida vacía, una vida sin propósito".
Por lo tanto, el Cardenal Piacenza dijo que mirar el punto de llegada de la Asunción, mirar al otro mundo, "debería ser un pensamiento habitual para nosotros" porque "está cerca; todo depende de eso, y nosotros, si queremos ser sabios, debemos sentirnos al borde de este otro mundo: es la llamada de la Asunción. ¡El otro mundo!".
En este sentido, el Purpurado interrogó "¿De dónde vienen los momentos en los que nuestra conciencia nos habla? Del otro mundo. Pero hay más. Quien vive de la oración y entra en ella progresivamente con paciencia, hasta el punto de experimentarla, llega a una oración de quietud en la que sólo Dios actúa directamente, ¿de dónde viene esta experiencia? Del otro mundo. Y los milagros que Dios realiza todos los días aquí y allá, ¿de dónde vienen? Del otro mundo. Y todo lo que nos espera, en cuya esperanza vivimos y en cuya espera podemos alegrarnos, aunque suframos, ¿de dónde viene? Del otro mundo", advirtió.
Por último, el Cardenal Piacenza exhortó "no olvidemos nunca que estamos en el umbral de este otro mundo. La Santísima Virgen entró en ella con alma y cuerpo, única en el género humano, pero estamos continuamente en el umbral" y concluyó "que Dios nos bendiga, la Virgen nos proteja y nos done el amor de Dios".