El Cardenal Gerhard Müller, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, señaló que los católicos debemos obedecer a Dios y no a los que proponen el big reset o great reset (gran reinicio) ni al nuevo orden mundial.
Entrevistado por Alejandro Bermúdez en el programa Cara a Cara, de EWTN, el Cardenal Müller subrayó que "tenemos que obedecer a la Palabra de Dios y no a las reflexiones variables de los hombres dominantes", con ideas como las "del big reset, del nuevo orden mundial".
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El big reset o great reset es una propuesta surgida del Foro Económico Mundial, también conocido como Foro de Davos, que apunta a, en base a la pandemia de COVID-19, replantear "el estado futuro de las relaciones globales, la dirección de las economías nacionales, las prioridades de las sociedades, la naturaleza de los modelos de negocios y la gestión de un bien común global".
Estas ideas retoman el planteamiento realizado pocos años atrás por el mismo Foro de Davos de la necesidad de un "nuevo orden mundial".
El Cardenal Müller recordó que hace muchas décadas ideologías como el nacional socialismo (nazismo), el fascismo y el comunismo se presentaban "como progresistas", que hablaban "también de la ciencia moderna, según la doctrina de las razas y del biologismo".
"Y esta ideología era dominante. Así como hoy había otras ideologías, pero también sobre la base del biologismo, del naturalismo, que niegan la Revelación sobrenatural de Dios", dijo.
En la actualidad, dijo, "personas muy ricas", que "tienen gran éxito en la economía, son super millonarios", como el fundador de Microsoft, Bill Gates, pretenden saber "más sobre la antropología, sobre la historia de la filosofía que el profesor Müller".
Sin embargo, subrayó, "ellos no están en grado de hablar filosóficamente".
El prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe resaltó la importancia de que cada persona profundice en "su convicción fundamental directamente en la Palabra de Dios".
"Cada uno tiene que comenzar directamente a tener un contacto directo con Dios", y llevar sus ideas "hacia una convicción personal, una decisión personal: yo quiero ser un cristiano, seguir directamente a Jesucristo y no hacer parte de una cultura más o menos cristiana", señaló.
Frente a la "mezcolanza" de ideologías mezcladas con cristianismo que se presentan en el mundo actual, el Purpurado insistió: "Yo creo en Jesucristo, el Hijo de Dios que es la Verdad. Todas las verdades naturales tienen su centro en la Verdad sobrenatural que es Jesucristo, la Verdad y la Gracia".
"Él nos muestra el camino, el único camino: 'Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida'", resaltó.
Tras destacar la importancia de crecer y formarse en un ambiente cristiano desde la familia, el Purpurado reiteró que "al final cada uno tiene que decir y decidir: yo soy un discípulo de Jesucristo o no".
Esto, señaló, es especialmente importante ante "este mundo del relativismo", que impone la ideología de género, y que busca "el pensamiento único, todos tienen que pensar igual al Foro Económico de Davos".
"Y a quienes no piensan y hablan como ellos, como los dirigentes de la opinión pública, los atacan, dicen son de la derecha, o son nazis o (promueven) una teoría de la conspiración", denunció.
"Atacan personalmente, difaman personalmente a todos los que no se encuentran en este pensamiento único", añadió.
Ante estas imposiciones, destacó que "la fe cristiana quiere liberar a los hombres, no forzarlos a pensar como los demás, sino a pensar según el pensamiento de Dios, la Palabra de Dios".
El Cardenal Müller recordó que "durante un largo tiempo", desde el emperador Constantino, el mundo occidental vivió en una sociedad y una cultura predominantemente cristiana.
"Pero a partir de la Iluminación, un movimiento totalmente anticristiano", dijo, se produjo "esta fractura en la tradición cristiana", con la aparición de "esas grandes ideologías ateas del nacional socialismo, fascismo y comunismo en Europa".
Sin embargo, destacó, "en otras partes del mundo el cristianismo nunca ha sido la mayoría", como en las regiones donde predominan los musulmanes o en partes de Asia. Ahí, dijo, "los cristianos siempre han tenido esta experiencia de ser una minoría".
"Esa será también nuestra experiencia en Occidente, de hacerse más o menos una minoría de creyentes. Muchos católicos según la costumbre, pero sin contenido, sin esa substancia de la fe", expresó.
Esa situación, señaló, debe impulsarnos a ser "no solo una minoría que sufra, sino también una minoría que es creativa, que defiende los derechos humanos contra estas manipulaciones que tenemos hoy".
Entre estas amenazas, el Purpurado señaló al "transhumanismo", que busca "hacer un híbrido, una combinación entre un hombre y una máquina, un hombre y los animales".
"Todo esto es contra la dignidad humana", advirtió.
"Estos valores los tenemos que defender. No solo solo la tradición cristiana, la Revelación, la fe sobrenatural, sino también valores naturales: la dignidad de todos los hombres contra el aborto, contra la inseminación artificial, donde el hombre, el bebé, es solo un producto de las manipulaciones y no un don de Dios", dijo.