El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Müller, afirmó que la exhortación apostólica Amoris laetitia no contradice la enseñanza católica sobre el matrimonio "como una unión indisoluble entre un hombre y una mujer", y por ello alentó a leer este documento en su conjunto para evitar confusiones y hacer "más atractivo para las personas el Evangelio del matrimonio y de la familia".
En una extensa entrevista difundida este 1 de febrero por la publicación italiana Il Timone, la autoridad vaticana afirmó que "Amoris laetitia va claramente interpretada a la luz de toda la doctrina de la Iglesia", y por tanto "no es correcto que tantos obispos estén interpretando" el documento "según su propio modo de entender la enseñanza del Papa. Esto no va en la línea de la doctrina católica".
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"El magisterio del Papa es interpretado solo por él mismo o a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El Papa interpreta a los obispos, no son los obispos quienes interpretan al Papa, esto constituiría el derribo de la estructura de la Iglesia Católica", señaló.
Durante la entrevista se le preguntó al Cardenal alemán si puede haber "una contradicción entre doctrina y conciencia personal". Indicó que eso "es imposible", pues por ejemplo "no se puede decir que hay circunstancias por las cuales un adulterio no constituye un pecado mortal".
"Para la doctrina católica es imposible la coexistencia entre el pecado mortal y la gracia justificante. Para superar esta absurda contradicción, Cristo ha instituido para los fieles el sacramento de la penitencia y reconciliación con Dios y la Iglesia".
Recordó que "el sacramento de la penitencia puede acompañarnos hacia la comunión sacramental con Jesucristo", pero para ello son esenciales algunos actos humanos que deben ser respetados, como son "la contrición de corazón, el propósito de no pecar más, la confesión de los pecados y la satisfacción. Cuando falta uno de estos elementos, o el penitente no los acepta, el sacramento no se realiza".
"No podemos hacer concesiones", expresó.
El Purpurado recordó que la Revelación es cumplida en Cristo y "está presente en el depositum fidei de los apóstoles"; y que el desarrollo del dogma se debe dar "en la continuidad y no en la ruptura".
"Lo que es definido dogmáticamente no puede ser desmentido en algún modo: Si la Iglesia ha dicho que son siete sacramentos, ninguno, menos un concilio podría reducir o modificar el número o el significado de estos sacramentos. Quien quiere unirse a la Iglesia Católica debe aceptar los siete sacramentos como medio de salvación", afirmó.
"Así la Iglesia ha claramente expresado el reconocimiento del matrimonio como una unión indisoluble entre un hombre y una mujer. La poligamia, por ejemplo, no es un desarrollo de la monogamia, sino su corrupción".
"Por esto podemos decir que Amoris laetitia quiere ayudar a las personas que viven una situación que no está de acuerdo con los principios morales y sacramentales de la Iglesia Católica y que quieren superar esta situación irregular, pero no se puede justificarlos en esta situación. La Iglesia no puede nunca justificar una situación que no está de acuerdo con la voluntad divina", expresó.
En ese sentido, señaló que sigue siendo válido el empeño al que San Juan Pablo II llama a los divorciados vueltos a casar y que no pueden separarse –en la Familiaris consortio–, de vivir en continencia para poder acceder al sacramento de la Eucaristía.
San Juan Pablo II "ha expresado lo que es constitutivamente elemento de la teología moral cristiana y de la teología de los sacramentos", afirmó.
El Cardenal Müller dijo que "la confusión sobre este punto tiene que ver también con la falta de aceptación de la encíclica Veritatis splendor".
"Decimos en general que ninguna autoridad humana puede aceptar lo que está contra la evidente voluntad de Dios, de sus mandamientos y de la constitución del sacramento del matrimonio", señaló.
La autoridad vaticana indicó que las palabras de Jesús sobre el matrimonio "son muy claras y su interpretación no es una interpretación académica, sino que es Palabra de Dios. Nadie puede cambiarla".
En ese sentido, advirtió que "no se debe ceder al espíritu mundano que quisiera reducir el matrimonio a un hecho privado. Hoy vemos cómo los estados quieren introducir una definición de matrimonio que nada tiene que ver con la definición del matrimonio natural, y debemos recordar también que para los cristianos vale la prescripción de casarse en la forma de la Iglesia: diciendo sí para siempre".
"Para nosotros el matrimonio es la expresión de la participación de la unidad entre Cristo esposo y la Iglesia su esposa. Esta no es, como algunos han dicho durante el Sínodo, una simple vaga analogía. ¡No! Esta es la sustancia del sacramento, y ningún poder en el Cielo y en la Tierra, ni un ángel, ni el Papa, ni un concilio, ni una ley de los obispos, tiene la facultad de modificarla", expresó.
Asimismo, ante la pregunta de "cómo resolver el caos que se genera a causa de las diversas interpretaciones que se dan a este pasaje de Amoris laetitia", el Cardenal Müller recomendó "a todos reflexionar, estudiando primero la doctrina de la Iglesia, a partir de la Palabra de Dios en la Sagrada Escritura que sobre el matrimonio es muy clara".
"Aconsejaría también no entrar en alguna casuística que puede fácilmente generar malentendidos, sobre todo aquella de que si muere el amor, entonces está muerto el vínculo del matrimonio. Estos son sofismas: la Palabra de Dios es muy clara y la Iglesia no acepta secularizar el matrimonio", afirmó.
La autoridad vaticana dijo que "el trabajo de sacerdotes y obispos no es crear confusión, sino dar claridad. No se puede referir solo a pequeños pasajes presentes en Amoris laetitia, sino requiere leer todo en él junto, con el objetivo de hacer más atractivo para las personas el Evangelio del matrimonio y de la familia".
"No es Amoris laetitia la que ha provocado una confusa interpretación, sino algunos confusos intérpretes de ella. Todos debemos comprender y aceptar la doctrina de Cristo y de su Iglesia y al mismo tiempo estar prontos a ayudar a los demás a comprenderla y a ponerla en práctica también en las situaciones difíciles".
"El matrimonio y la familia son la célula fundamental de la Iglesia y de la sociedad, para dar de nuevo esperanza a una humanidad afectada por un fuerte nihilismo se necesita que esta célula esté sana", concluyó.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 8 de abril de 2016