El Presidente Emérito del Consejo Pontificio Cor Unum, Cardenal Paul Josef Cordes, expresó su respaldo a la consulta planteada por cuatro cardenales al Papa Francisco respecto a cinco puntos de la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia, en un documento conocido como "dubbia" (dudas).
La "dubbia" fue firmada por los cardenales alemanes Walter Brandmüller y Joachim Meisner; el italiano Carlo Caffarra y el estadounidense Raymond Burke. Fue remitida al Santo Padre en septiembre de este año. Al no recibir respuesta, los cuatro purpurados decidieron hacer público su documento el 14 de noviembre.
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Las cinco preguntas de los cardenales están enfocadas en la posibilidad de que los divorciados en nueva unión podrían acceder a los sacramentos de la penitencia y la Eucaristía.
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Los cardenales fueron presentados por diversos medios de comunicación como "rebeldes" e incluso "herejes", confrontados con el Papa Francisco.
Entrevistado por el sitio web austriaco Kath.net, el Cardenal Cordes señaló que los cuatro cardenales presentaron sus inquietudes al Papa "de forma objetiva", y lamentó que "fueran recibidos con una protesta desproporcionada. No puedo entender esta indignación".
"También tengo dudas de si el motivo de esa indignación era el deseo de buscar la verdad", señaló.
El Cardenal Cordes refirió que "clarificar discusiones, tensiones e incluso dolorosos conflictos es parte de la historia de la Iglesia".
"Existió el Primer Concilio en Nicea, que reaccionó contra la herejía de Arrio, quien negó que Jesucristo era igual a Dios Padre". "Antes del Concilio, los herejes habían ganado casi a toda la Iglesia para su lado", dijo, y señaló que había "confusión y caos en la gran mayoría de las diócesis".
En defensa de la Iglesia, recordó el Cardenal Cordes, apareció en esa época la figura de San Atanasio: "un luchador de la divinidad de Cristo, el santo obispo Atanasio de Alejandría" que "sobrevivió veinte exilios" que "no fueron peregrinaciones".
El Cardenal también rememoró los tiempos difíciles para la Iglesia durante los siglos XV y XVI, "sobre los que la televisión es tan aficionada a restregarnos en la nariz", así como durante el siglo XX, cuando un grupo de profesores alemanes encabezó una "ola de agresión contra San Juan Pablo II" con la Declaración de Colonia, en 1989. En este documento, recordó, los teólogos "acusaron al Papa de, entre otras cosas, tener una 'postura absolutista'".
El Cardenal Cordes señaló que "desde los primeros tiempos de la Iglesia, la teología y la pastoral han buscado una forma para que los hombres y mujeres en una situación canónica irregular puedan recibir los sacramentos de la reconciliación y del altar".
Sin embargo, precisó, "como enseña el Evangelio de Mateo, el propio Señor ha prohibido cualquier nuevo matrimonio".
Según el Cardenal, la inquietud fue asumida por importantes teólogos desde el inicio del cristianismo, como Orígenes o San Basilio el Grande, así como en el Concilio de Trento y el Vaticano II, y también en el Sínodo de los Obispos sobre la Familia en 1980, con San Juan Pablo II.
"Nadie vio una posibilidad" para la comunión para divorciados, dijo.
"¡Y ahora, de repente, se ha encontrado una solución doctrinal! Su autorización aparece en una nota a pie de página en la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia, con el argumento de que, en ciertas circunstancias, la recepción del sacramento podría ser de utilidad para el crecimiento de la fe y el amor en esos cristianos", señaló.
Sin embargo, para el Cardenal "la justificación teológica de esa concesión no es de ninguna forma mandatoria. Su responsabilidad formal (una nota al pie de página) ciertamente no tiene el rango de dogma".
En el numeral 305, la exhortación apostólica Amoris Laetitia señala, sobre los divorciados en nueva unión, que "a causa de los condicionamientos o factores atenuantes, es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado –que no sea subjetivamente culpable o que no lo sea de modo pleno– se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda crecer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia".
En la nota a pie de página 351, el documento del Papa Francisco señala que este auxilio de la Iglesia "en ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos".
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- ACI Prensa (@aciprensa) 14 de noviembre de 2016