El Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gomez, reflexionó sobre la canonización de siete beatos que se realizará el próximo 14 de octubre y afirmó que esto demuestra que la santidad puede tener "muchos rostros".
En su reciente columna semanal, Mons. Gomez afirmó que los futuros santos "reflejan la diversidad de papeles que se pueden desempeñar en la Iglesia: hay un joven laico, dos religiosas, dos sacerdotes, un obispo y un papa".
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Se trata del laico Nunzio Sulprizio, las religiosas Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y María Caterina Kasper, los sacerdotes Vincenzo Romano y Francesco Spinelli, el Arzobispo Óscar Romero y el Papa Pablo VI.
El Arzobispo de Los Ángeles señaló que "las historias de estos nuevos santos nos muestran cuán emocionante es entregar la propia vida a Jesucristo y a la misión de su Iglesia" y que la santidad "tiene muchos rostros".
"Los santos nos muestran que el propósito de nuestras vidas es ser santos, y esto es algo que se aplica a cada uno de nosotros", agregó.
En ese sentido, el Prelado comentó que de este grupo de beatos, los más conocidos son Pablo VI y Mons. Romero, pero que los otros cinco, aunque no muy conocidos, lograron también la santidad porque "siguieron el llamado de Cristo y vivieron vidas fascinantes, superando reveses y sufrimientos personales a fin de difundir el reino de Dios en el tiempo y en el lugar en que les tocó vivir".
Por ejemplo, indicó, el P. Vincenzo Romano y P. Francesco Spinelli "nos muestran cómo es la santidad en la vida ordinaria de un párroco".
El primero "Romano tenía un especial amor por los niños huérfanos y era conocido por su hermosa expresión: 'Haz bien lo bueno'", mientras que el segundo "predicó la santidad y fomentó la adoración al Santísimo Sacramento en sus parroquias".
Luego el Arzobispo de Los Ángeles señaló que María Caterina Kasper perdió a su padre a los 21 años y tuvo que trabajar como agricultora para mantener a su familia.
"Inspirándose en el ofrecimiento de sí misma de la Santísima Virgen María a Dios, fundó las Siervas Pobres de Jesucristo, que continúan sirviendo a los pobres en India, Brasil, México y en partes de África, Europa y Estados Unidos", contó.
Por su parte, dijo, Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús vivió en México y fundó en Bolivia "una orden religiosa para difundir lo que ella llamó 'una cruzada de amor' en toda América del Sur".
Recordó que ella solía decir: "Amar, obedecer y cooperar con la Iglesia en su labor de predicar el Evangelio a toda creatura. Esa es nuestra vida, eso es lo que somos".
Mons. Gomez contó que Nunzio Sulprizio quedó huérfano a una edad temprana y sufrió maltratos por su tío materno.
"Murió a los 19 años, soportando una larga y dolorosa lucha contra el cáncer de huesos, que incluyó la amputación de su pierna. Durante toda su corta vida de sufrimientos, fue conocido por su alegría y su paciencia, por ofrecerle todo a Dios así como por tratar de dar a conocer a Jesús a los demás", resaltó.
Mons. Gomez afirmó que las vidas de los siete beatos son "una hermosa descripción de lo que todos nosotros deberíamos esforzarnos por lograr. Esta es nuestra vida, para esto fuimos creados".
"Pero lo que vemos en la vida de nuestros nuevos santos es que gran parte de la 'trama' de la santidad son cosas ordinarias. No se requieren historias dramáticas. Con frecuencia, los santos viven calladamente, siendo conocidos solamente por la gente de su familia y de su comunidad inmediata", prosiguió.
"La santidad es el trabajo silencioso de toda una vida y empieza cuando somos jóvenes. Por lo tanto, necesitamos hacernos presentes, acompañando a nuestros jóvenes y a nuestras familias en esta preciosa labor de formar santos", concluyó.
Puede leer la reflexión completa AQUÍ.