El Papa Benedicto XVI visitó México en marzo de 2012. En unas palabras improvisadas durante ese viaje, señaló que llegó a entender el amor del Papa San Juan Pablo II por México, país que Karol Wojtyla visitó en 5 ocasiones.
Benedicto XVI, que sucedió en 2005 a San Juan Pablo II, con quien sirvió como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, visitó México del 23 al 26 de marzo de 2012.
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La noche del 25 de marzo, luego de escuchar la serenata con mariachis que le ofrecieron afuera del Colegio de Miraflores, donde se hospedaba en la ciudad de León, Benedicto XVI salió a saludar a los fieles y les dirigió unas palabras de manera improvisada.
"Queridos amigos, muchísimas gracias por este entusiasmo. Estoy muy feliz de estar con vosotros. He hecho muchos viajes, pero nunca he sido recibido con tanto entusiasmo", aseguró Benedicto XVI.
"Ahora entiendo por qué el Papa Juan Pablo II dijo: 'Yo me siento un Papa mexicano'. Llevaré conmigo, en mi corazón, la impresión de estos días. México estará siempre en mi corazón", continuó el ahora Papa Emérito.
"Puedo decir que desde hace años rezo cada día por México, pero en el futuro rezaré todavía mucho más", agregó.
En la mañana de ese domingo 25 de marzo, Benedicto XVI presidió una Misa en el Parque Expo Bicentenario, también en León, a la que asistieron unas 600 mil personas.
"Pidamos a Cristo un corazón puro, donde Él pueda habitar como Príncipe de la paz, gracias al poder de Dios, que es el poder del bien, el poder del amor", expresó el Santo Padre en su homilía.
"Para que Dios habite en nosotros, hay que escucharlo, hay que dejarse interpelar por su Palabra cada día, meditándola en el propio corazón, a ejemplo de María", agregó.
El 23 de marzo, un par de días antes, Benedicto XVI dijo que durante su estadía en México pediría "encarecidamente al Señor y a la Virgen de Guadalupe por este pueblo, para que haga honor a la fe recibida y a sus mejores tradiciones; y rezaré especialmente por quienes más lo precisan, particularmente por los que sufren a causa de antiguas y nuevas rivalidades, resentimientos y formas de violencia".
"Ya sé que estoy en un país orgulloso de su hospitalidad y deseoso de que nadie se sienta extraño en su tierra. Lo sé, lo sabía ya, pero ahora lo veo y lo siento muy dentro del corazón", subrayó.