El Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, el Cardenal Marcello Semeraro, presidió la beatificación de tres religiosos capuchinos que murieron durante la persecución religiosa que se dio durante el siglo XX, en especial durante los años de la Guerra Civil española (1936-1939).
La celebración tuvo lugar en la Catedral de Manresa, perteneciente a la diócesis de Vic (España), concelebró el Nuncio en España, Mons. Bernartido Aúza, además de los Obispos de diversas diócesis catalanas.
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El postulador de la causa recordó que durante la persecución religiosa que tuvo lugar entre los años 1936-1939, "36 hermanos de Cataluña fueron sacrificados en odio a la fe. 26 de ellos ya han sido beatificados", hoy se unen 3 más a esta causa: Fray Benito de Santa Coloma, fray Domingo de Sant Pere de Riudebitlles y fray José Oriol de Barcelona.
El Cardenal Semeraro anunció que la festividad de estos tres religiosos capuchinos se celebrará el 6 de noviembre en los lugares establecidos puedan ser celebrados y venerados.
Durante la homilía, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos destacó el sentido del auténtico martirio, que se centra no en la muerte sino en la vida, en donde "podemos reconocer el testimonio de los 3 beatos, quienes por caminos distintos, pero relacionados por el propósito de seguir al 'poverello de Asís' llegaron a Manresa, donde desarrollaron un ministerio ejemplar y fecundo".
El Cardenal Semeraro explicó que "cuando estalló la Guerra Civil, y el convento en el que vivían fue devastado por los milicianos, ellos en obediencia a las indicaciones de los superiores religiosos buscaron refugio y lo encontraron, sin embargo fueron buscados y pronto capturados. Después fueron sometidos a golpes y humillaciones", e incluso al P. Pere "lo incitaron a blasfemar y renegar de su fe en Cristo, sin conseguirlo".
"Los tres fueron ejecutados sin proceso, solo porque eran cristianos", destacó el Cardenal Semeraro y apuntó que la historia de estos tres nuevos beatos "se asemeja a la de todos los demás mártires, siendo una historia que se ha repetido durante siglos hasta hoy en la Historia de la Iglesia y que siempre singular, porque cada uno es ante Dios único e irrepetible".
"En el rostro de cada mártir encontramos un original espejo donde descubrir los rasgos del rostro de Cristo", aseguró y destacó que la relación entre Cristo y el mártir "sería deficiente" si no pasara "por la relación con la Iglesia".
Además subrayó que los nuevos beatos no buscaban "el martirio a toda costa" ya que éste no nace "del desprecio de la vida o de una forma de egoísmo extremo, sino de la acción del Espíritu Santo".
Por eso el Cardenal Semeraro afirmó que "en todo martirio no actúa el espíritu humano, sino el Espíritu Santo, de quien procede el amor sincero y la palabra de verdad, espíritu que santifica al creyente haciéndolo testigo y mártir de la Verdad".
Además afirmó que "las reliquias hoy expuestas para nuestra veneración no son vestigio de muerte, sino semillas de vida, nos recuerdan que el grano caído en tierra muere, pero produce fruto".
Mons. Romà Casanova, Obispo de Vic (España) destacó el testimonio de los tres beatos que siguieron a Cristo "con firmeza y alegría" y fueron "fermento de paz, amor y reconciliación".
"Los mártires, archivos de la verdad escritos con letras de sangre, nos recuerdan que la verdad no muere y que el amor es el único camino a la vida plena", aseguró Mons. Casanova.
Además el Obispo de Vic pidió al Cardenal Semeraro que dijera al Papa que "le esperamos aquí en Manresa, para celebrar la conversión de San Ignacio de Loyola. Dígaselo fuerte, para que se anime a venir".
Breve biografía
Fray Benito es el nombre de religioso de Josep Domènech i Bonet, nació en Santa Coloma de Gramanet, Barcelona (España) en 1892.
Fundó los "Amigos del canto gregoriano" y fue maestro de novicios en Manresa. Aseguran que fue un capuchino modélico, de talante ascético, y un ejemplo de vida consagrada, que sabía exigir con firmeza y delicadeza a sus novicios su progreso espiritual. Fray Benito fue detenido el 6 de agosto de 1936 por unos milicianos. Le torturaron con escarnio y finalmente, lo asesinaron el día 7 de agosto de 1936.
Fray Domingo de Sant Pere de Riudebitlles es el nombre de religioso de Juan Romeo y Canadell , nacido en Sant Pere de Riudebitlles, Barcelona (España) en 1882.
Movido por unos fuertes ideales misioneros, en 1917 fue enviado a América Central donde, durante 17 años, trabajó pastoralmente en Cartago (Costa Rica) y Managua (Nicaragua).
Después de un apostolado muy intenso, en 1930 volvió a Cataluña al estar enfermo y vivió la última etapa de su vida en el convento de Manresa. Allí tenía una fama de religioso bueno, ejemplar y muy sacrificado.
Al estallar la revuelta de la Guerra Civil fue identificado y detenido como eclesiástico en casa de unos parientes, donde había sido acogido.
Como no escondió que era religioso capuchino fue asesinado el 27 de julio de 1936.
Fray José Oriol de Barcelona es el nombre de religioso de Jaume Barjau Martín , nacido en Barcelona en 1891.
El Padre José Oriol se ordenó sacerdote en 1915 y se dedicó a la predicación, atención al confesionario, dirección espiritual y también a la investigación histórica.
Preparó la edición del Chorale Psalterium, una Obra monumental que recibió los elogios del papa Pío XI.
El P. Oriol y el P. Pedro Vintró fueron los primeros en morir asesinados en Manresa por su condición religiosa el día 24 de julio de 1936.
El P. Oriol había encontrado refugio en una casa vecina al convento, celebraba clandestinamente la Santa Misa y también visitaba y administraba clandestinamente los sacramentos.
Fue descubierto por milicianos en una de esas salidas clandestinas y le detuvieron. Tras manifestarse religioso, fue insultado y azotado mientras él perdonaba sus verdugos. Finalmente fue asesinado a las afueras de Manresa.