En menos de dos semanas, dos parroquias católicas en India sufrieron ataques, que incluyeron la destrucción de imágenes marianas y la quema de un vehículo parroquial.
El 31 de agosto, una multitud de personas no identificadas atacó la Parroquia del Niño Jesús, ubicada en la localidad de Patti, diócesis de Jalandhar, estado de Punjab (India).
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Según Asia News, el P. Thomas Poochalil, párroco de la Iglesia del Niño Jesús, dijo que el lamentable ataque ocurrió cerca de las 12:45 p.m.
Algunos de los agresores atacaron a los guardias de seguridad, mientras que otros golpearon la estatua de La Piedad frente a la parroquia, y luego quemaron el automóvil del párroco.
El ataque ocurrió mientras los desconocidos gritaban la frase: "Somos Jalistán".
Se trata de un movimiento que agrupa a los seguidores del "sijismo", grupo religioso cuyos miembros se llaman sijs o siks, y que busca establecer un estado separado de India llamado "Jalistán", en la región de Punjab.
Según Asia News, los sijs acusan a los cristianos de realizar conversiones en su territorio, y hace poco algunos de sus miembros fueron arrestados por la policía por interrumpir violentamente una celebración cristiana.
Ante el ataque, el P. Poochalil informó a la agencia vaticana Fides que "la policía ha sido informada y la investigación está en curso".
Asimismo, pidió "apoyo y oraciones en este momento de dolor para todos los que permaneceremos en el complejo" y encomendó su parroquia a la Virgen María.
"Pedimos la intercesión de nuestra protectora, Nuestra Señora Reina de la Paz, para que prevalezca la paz y la tranquilidad y cuanto antes se lleve ante la justicia a los culpables", dijo.
A esto se suma el ataque que ocurrió el 22 de agosto en la noche, cuando un grupo de vándalos irrumpieron en una de las iglesias más antiguas de la localidad de Daram, y destruyeron varias imágenes católicas.
El templo se ubica en Daram, distrito de Garo Hills, estado de Meghalaya, al noreste de la India.
Un feligrés indicó a Fides que los agresores destruyeron imágenes de Cristo, el Niño Jesús, la Virgen María y San José, así como un crucifijo que estaba en el muro del altar.
Según los informes, los delincuentes no robaron objetos de valor.
El ataque ocurrió cuando los sacerdotes de la parroquia estaban fuera de la localidad, porque estaban participando en un congreso en Tura, en West Garo Hills.
Al regresar, los clérigos encontraron la iglesia atacada, con imágenes y muebles rotos, y procedieron a denunciar la agresión ante las autoridades.
Según indican las investigaciones preliminares, el ataque habría sido perpetrado por una persona con problemas mentales.