Asia Bibi, la madre católica que estuvo diez años presa y condenada en Pakistán acusada falsamente de blasfemia, rompió su silencio y ha narrado toda su historia en su libro autobiográfico "Enfin libre!" (Al fin libre), en el que señala haber sido "prisionera del fanatismo".
La madre de cinco hijos fue condenada en 2009 y sentenciada a muerte en la horca. Fue falsamente acusada de hacer comentarios despectivos sobre el profeta Mahoma después de una discusión por un poco de agua. Estuvo detenida en el corredor de la muerte hasta octubre de 2018, cuando se revocó su condena. En mayo de 2019 salió de Pakistán y ahora vive exiliada en Canadá, en un lugar no revelado.
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El gobernador de Punjab, Salman Taseer, y el diputado cristiano Clement Shahbaz Bhatti fueron asesinados por apoyarla públicamente y criticar las leyes de blasfemia de Pakistán.
UCAnews compartió algunas citas del nuevo libro, que fue escrito en francés por la periodista Isabelle-Anne Tollet, la única reportera que la ha conocido durante su estadía en Canadá. Una versión en inglés saldrá en septiembre.
"Ya conoces mi historia a través de los medios. Pero estás lejos de entender mi vida diaria en prisión o mi nueva vida. Fui prisionera del fanatismo. Las lágrimas fueron los únicos compañeros en la celda", dice Bibi en el libro.
La mujer pakistaní relató que vivía encadenada y portaba un collar de hierro alrededor del cuello, que era ajustado y presionado constantemente por los guardias de seguridad.
"En lo profundo de mí, un miedo sordo me lleva hacia las profundidades de la oscuridad. Un miedo lacerante que nunca me dejará. Me sobresalto con el grito de una mujer. '¡Que muera!' Y otras se unen. '¡Ahórcala!'. '¡Cuélgala!'", relata.
Bibi contó que incluso con su libertad, "el clima" en Pakistán "no parece haber cambiado y los cristianos pueden esperar todo tipo de represalias", debido a que solo basta una acusación sin fundamento de haber insultado al islam para ser condenado a muerte.
La madre católica agradeció la hospitalidad de Canadá por brindarle un nuevo inicio, pero lamenta que probablemente nunca regrese a su hogar natal.
"En este país desconocido, estoy lista para un nuevo comienzo, tal vez para una nueva vida. ¿Pero a qué precio? Se me rompió el corazón cuando me tuve que ir sin despedirme de mi padre u otros miembros de la familia. Pakistán es mi país. Amo a mi país, pero estoy en el exilio para siempre", lamentó.
Más de 1.500 personas, la mayoría de ellas cristianas o miembros de la minoría musulmana ahmadí, fueron acusadas bajo la ley de blasfemia de Pakistán de 1987 a 2017, según el Centro para la Justicia Social, un grupo de derechos de las minorías religiosas con sede en Lahore.
También indicó que al menos 75 personas fueron asesinadas durante ese período en casos de acusaciones de blasfemia.