Los cristianos que huyeron de la ciudad de Alepo a causa de la guerra están regresando a la ciudad y, ante los grandes desafíos como la pobreza, la destrucción y la escasez de productos básicos, siguen adelante con ayuda de la Iglesia en Siria.
En declaraciones a ACI Prensa, el P. Ibrahim Alsabagh, párroco de la Iglesia latina de San Francisco de Asís en Alepo, contó que entre los meses de enero y junio han regresado 18 familias católicas a la ciudad, desde lugares como Armenia, Francia, Alemania y Venezuela.
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El P. Alsabagh indicó que estas familias decidieron regresar porque "afuera ellos viven en la pobreza y se sienten como extranjeros. También porque echan de menos el calor de la comunidad cristiana que acoge, cura y sigue un poco a cada familia en todas sus necesidades".
"Cuando ven el apoyo que damos a los cristianos en Alepo dicen ¿Por qué no regresamos a nuestro hogar, a nuestra cultura, a nuestra sociedad ya que han cesado los bombardeos?", precisó.
El sacerdote franciscano afirmó que a pesar de que los terroristas han sido expulsados de la ciudad "las condiciones de vida no han mejorado en Alepo. Lo único que ha mejorado es que ya no hay más bombardeos gracias a Dios, pero aún hay inseguridad".
Añadió que "es difícil trabajar porque son pocas las horas en las que hay electricidad. Tampoco hay mano de obra porque muchos jóvenes se han ido. Hay productos alimenticios pero los precios son altos".
Explicó que la situación económica en Alepo es tan difícil que "aunque los dos padres de familia trabajen, resulta imposible salir adelante sin la ayuda de la Iglesia. Los necesitados son muchos y nosotros nos confiamos a la providencia divina".
Por otro lado, indicó que solo un tercio de los cristianos se quedó en la ciudad. Respecto a la comunidad latina, hay unas 600 familias y el 94% de estas viven en la pobreza.
Afirmó que los cristianos que se quedaron eran los más pobres y también hubieron algunas familias que tenían la firme convicción "de que el Señor los quiere allí porque deben cumplir la misión de ser un puente de reconciliación y de dar testimonio de Jesucristo en esta tierra".
El P. Ibrahim destacó que en medio de esa situación difícil "la clave es la comunidad que sale a dar un signo de esperanza a la gente y que permanece como un faro. Da un sostenimiento muy fuerte a la familia. Especialmente cuando la gente se ha sentido sola, han dejado todo y regresado a su país".
El sacerdote franciscano también afirmó que en los próximos meses regresarán 400 familias cristianas de la comunidad armenia.
El P. Ibrahim indicó que los franciscanos han desarrollado un proyecto para ayudar a los cristianos a reconstruir sus casas. Desde 2016 han reconstruido unas 470 viviendas y este año han creado una oficina donde nueve ingenieros evalúan los casos de las familias cuyas casas están dañadas.
Añadió que hay varias familias que a pesar de tener sus hogares destruidos están obligados a pagar la deuda hipotecaria al banco. A ellos también los ayudan.
El sacerdote contó que el dinero con el que sostienen a las familias "proviene de muchas personas y familia cristianas de todo el mundo que rezan por nosotros y que envían algunas cifras, que aunque sean modestas se ve cómo el Señor hace milagros con ellas".
"Como San Francisco de Asís, nosotros dependemos de la generosidad, de la providencia divina que viene a nuestro socorro. Vemos todos los días este milagro y agradecemos de todo corazón a quienes nos ayudan".
El sacerdote contó que hay 30 parejas que pronto se casarán y refirió que esta ayuda también va para ellas.
"Esta es una gran alegría para nosotros. Ver que los jóvenes se casan y dicen sí al don de la vida. Eso nos da un gran consuelo. Este hecho significa que hay un futuro en Alepo y un deseo de que venza la vida sobre la muerte", dijo.
Actualmente los cuatro franciscanos de la comunidad del P. Alsabagh reciben el apoyo de unos 40 voluntarios.
La Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) apoya a los franciscanos en sus proyectos de ayuda humanitaria. Para colaborar con ellos puede ingresar AQUÍ.
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- ACI Prensa (@aciprensa) 17 de marzo de 2017