El Arzobispo de Barranquilla (Colombia), Mons. Pablo Salas Anteliz, se unió a las voces de rechazo contra la realización de un congreso internacional de pornografía en esta ciudad y llamó a la municipalidad a ofrecer a las familias propuestas que fortalezcan la dignidad humana y no centrarse solo en la economía.
?Comunicado del arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Salas, a propósito de Lalexpo - Congreso de la Industria porno que se propone para ser realizado en la capital del Atlántico, en los próximos días.
- ArquidiocesisBq (@ArquidiocesisBq) May 30, 2022
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Del 12 al 15 de junio se llevará a cabo en Barranquilla el Congreso de Entretenimiento para Adultos Lalexpo 2022, que reúne a la industria de la pornografía.
En un inicio la sede iba a ser Cartagena, pero la Alcaldía negó el permiso debido al rechazo de la ciudadanía y al considerarlo "un evento lascivo para la ciudad".
En un comunicado publicado el 29 de mayo, Mons. Salas Anteliz llamó "a la Administración municipal y a los gremios económicos de la ciudad, para que miren un poco más allá de los resultados económicos y contribuyan en la suma de los esfuerzos para ofrecerle a nuestra sociedad y especialmente a las familias, niños, adolescentes y jóvenes, propuestas que contribuyan a fortalecer la dignidad, el amor propio y el respeto por toda persona".
Horas antes, cuando el alcalde Barranquilla, Jaime Pumarejo, se acercó a votar en las elecciones presidenciales del domingo, una mujer le exigió públicamente que "no permita que la pornografía llegue" a la ciudad.
La respuesta de Pumarejo fue que no estaba en sus manos decidir si el congreso de pornografía podía llevarse a cabo. "La ley y la Constitución dicen que no tengo la potestad de decir si se puede o no hacer". "La Alcaldía no puede decir qué evento le parece y cuál no", argumentó.
Sin embargo, el 27 de mayo la Procuraduría General de la Nación dirigió una alerta a Jaime Pumarejo para expresarle su oposición a la realización del congreso internacional de pornografía y recordarle que Cartagena negó el permiso porque ese evento "en nada contribuye a luchar contra la explotación sexual que tanto ha afectado a Colombia".
En su comunicado, el Arzobispo indicó que ha recibido "los mensajes de preocupación" de muchas familias, profesionales, organizaciones de mujeres y empresarios, "expresando su rechazo a la realización en la ciudad de Barranquilla, del Congreso de la Industria porno, que fue valientemente rechazado en Cartagena y admitido en nuestra querida ciudad".
"También yo como Arzobispo me uno a sus voces de rechazo. No puede ser posible que cuando se trate de dinero todo valga, todo sea admisible como si el dinero fuese el valor más importante en una sociedad y la mayor preocupación de sus gobernantes", expresó.
El Prelado señaló que es "ingenuo desconocer el lado oscuro que tiene el consumo del sexo en línea o en la red, que promueve la mal llamada 'industria del porno'. Como también resulta ingenuo desconocer los graves problemas que en esta materia estamos viviendo en términos de violencia sexual y toda forma de agresiones a nuestros niños, niñas adolescentes y jóvenes".
La pornografía genera "profundos trastornos" e incide "negativamente en la salud física, mental y espiritual" de las personas, señaló.
En ese sentido, recordó las palabras del Papa Francisco a los participantes del Congreso Dignidad Infantil en el Mundo Digital, realizado en Roma en octubre de 2017.
"La difusión de una pornografía cada vez más extrema y otros usos impropios de la red no solo causan trastornos, adicciones y daños graves incluso entre los adultos –señaló el Papa–, sino que afecta también a la representación simbólica del amor y a las relaciones entre los sexos. Sería un grave engaño pensar que una sociedad en la que el consumo anómalo de sexo en la red se extiende entre los adultos será capaz de proteger eficazmente a los menores".
Mons. Salas dijo que como Arquidiócesis "estamos empeñados en esta dirección" y por ello el 2 de junio a las 10:00 a.m., se transmitirá en las redes sociales, desde en la Curia Arquidiocesana, "un espacio participativo y ecuménico, para que varias voces, desde sus realidades y especialidades, expresen sus puntos de vista sobre las implicaciones del evento que se quiere programar en la ciudad".