En declaraciones a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el Arzobispo de Abuya (Nigeria), Mons. Ignacio Ayau Kaigama, expresó su preocupación por la serie de secuestros y actos de violencia que terroristas cometen contra sacerdotes, religiosas y fieles católicos y pidió al Gobierno afrontar el problema con seriedad.
En la noche del 27 de diciembre por primera vez en la historia de la Iglesia en Nigeria secuestraron a un obispo: el Obispo Auxiliar de Owerri, Mons. Moses Chikwe. Además, se llevaron al chofer, Ndubuisi Robert.
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A los pocos días, el Arzobispo diocesano, Mons. Anthony Obinna, comunicó que Mons. Chikwe y su chofer fueron liberados el 1 de enero cerca de las 10:00 p.m. Además, dijo que el conductor presentaba una herida de corte provocada por los secuestradores, por lo que fue trasladado al hospital.
Además, ocurrieron otros secuestros como el del P. Valentine Exeagu de la congregación de los Hijos de María Madre de la Misericordia, que fue raptado por desconocidos armados el 15 de diciembre y liberado 36 horas más tarde; el del P. Matthew Dajo de la Arquidiócesis de Abuya, raptado y liberado tras diez días de cautiverio; y el del P. John Gbakaan de la Diócesis de Minna, secuestrado el 15 de enero y asesinado al día siguiente.
Mons. Kaigama dijo que los secuestros se producen desde hace mucho tiempo en Nigeria, pero que al no ser tomados con seriedad por las autoridades se han vuelto una "enfermedad que se extiende sin que se haga ningún esfuerzo significativo para detenerla".
El Prelado dijo que como la Iglesia Católica en Nigeria se distingue por ser visible, muy respetada y reconocida, los secuestradores saben que atacar católicos es conveniente para sus fines. Explicó que en el pasado "la gente pensaba que no les ocurriría a los líderes religiosos. Por eso, cuando ocurre, es una noticia destacada", dijo.
Se trata de "una estrategia de los terroristas. Atacan donde la repercusión es más fuerte, eso es lo que consiguen atacando a sacerdotes y religiosos católicos", afirmó. "Los criminales, bandidos o como quiera que los llamen son conscientes de que cuando tocan a un sacerdote o a una religiosa católica se convierte muy rápidamente en noticia, creen que eso obliga al Gobierno a tomárselo en serio", agregó.
El Prelado denunció que el Gobierno no está tomando en serio el problema, pues pese a que el problema viene de años, aún ni siquiera se identifica a los autores de los crímenes. Una muestra es que "las palabras 'terroristas', 'bandidos' y 'hombres armados' se han utilizado indistintamente para calificar a quienes están detrás de estos secuestros, pero no se conoce a ciencia cierta su identidad", señaló.
"El hecho de que nuestras fuerzas de seguridad sean incapaces de identificar a estas personas resulta desconcertante y da a entender que no se esfuerzan mucho por garantizar la seguridad. Esto sigue y sigue, y a nosotros nos cuentan siempre la misma historia", dijo.
Para el Prelado, existen varios móviles tras estos secuestros. Por ejemplo, hay raptos por motivos económicos, perpetrados por delincuentes que "solo buscan dinero rápido, que retienen a personas como rehenes y piden rescates de millones de nairas (moneda local)".
Además, hay fundamentalistas religiosos que buscan la expansión territorial "para conquistar a los que consideran infieles, y los cristianos son el número uno en su lista. También atacan y matan a musulmanes que no profesan el mismo culto que ellos", dijo.
También, algunos son simplemente fanáticos religiosos que "se han olvidado de lo que quieren, pero redoblan sus esfuerzos en matar y destruir".
Sobre el pago de rescates, que a veces oscilan en millones de nairas, Mons Kaigama dijo que la Iglesia en Nigeria acordó no pagar rescates, pues solo ocasionaría más daño y pondría en riesgo a más sacerdotes y religiosos.
"Nosotros, los obispos de Nigeria, hemos acordado por unanimidad en nuestra Conferencia Episcopal y hemos dejado muy claro que no pagamos rescates. Cuando un sacerdote es secuestrado, este deja claro que su Iglesia no paga rescates".
"Pagar un rescate significa poner en venta y en peligro a todos los sacerdotes, religiosas y colaboradores de la Iglesia que se desplazan continuamente entre las aldeas, sin disfrutar de ningún tipo de comodidad pero siempre dispuestos a sacrificarse por amor a Dios y a su pueblo, los pondría en peligro porque así se fomenta la criminalidad y se invita a los secuestradores a ocasionar más daño", subrayó.
Mons. Kaigama lamentó que los líderes religiosos del país sean secuestrados y asesinados, pero precisó que también se ataca a otros nigerianos. Señaló que hay cientos y miles de personas en diferentes partes del país que están siendo asesinadas sin que se haga nada concreto al respecto.
"La gente permanece secuestrada durante años, por ejemplo las niñas de Chibok, entre ellas Leah Sharibu, y muchos más, y aquí lo vemos como algo normal", dijo. "Son lo que yo llamaría víctimas silenciosas, y son muchas", agregó.
Por ello, el Prelado pidió "un cambio de actitud" al Gobierno de Nigeria y le pidió que utilice bien los recursos económicos que tienen para dotar a los agentes del orden de lo necesario para enfrentar a los criminales.
Explicó que "por desgracia, los agentes de seguridad ganan muy poco y tienen que enfrentarse a criminales que tienen armas más sofisticadas y que acaban derrotándolos y matándolos".
Por ello dijo que es una urgente necesidad que el Gobierno capacite a los agentes de seguridad para que actúen con mayor eficacia. "A estas alturas cabría esperar que, con todo el dinero que gestionan los políticos, el Gobierno invirtiera más en la compra de equipamiento sofisticado para perseguir a los criminales", dijo.
Asimismo, denunció que pese a que el Gobierno logra tener los recursos económicos y el problema identificado, no llega a emplearlos como corresponde.
"No hacemos buen uso de lo que tenemos: incluso si se destina dinero a comprar equipos de seguridad, el dinero se pierde en el proceso, cuando se compran, estos resultan defectuosos. El Gobierno debe utilizar bien el dinero y ocuparse de los agentes de seguridad que están en primera línea frente a estos criminales, juntos debemos hacer un esfuerzo más decidido por combatirlos", concluyó.