El Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Braulio Rodríguez, realizó un discurso por la celebración del Corpus Christi ante las miles de personas presentes en la plaza de Zocodover, una de las principales de la ciudad, en el que invitó a los católicos a "tener la valentía de amar a los demás como lo hizo Cristo".
La procesión del Corpus Christi en la ciudad de Toledo (España) está considerada de Interés Turístico Internacional por su excepcional belleza. La custodia en donde se porta el Santísimo Sacramento está hecha de oro y plata , mide dos metros y medio de altura, data del siglo XVI y tardó siete años en terminarse.
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El Arzobispo recordó a los presentes que la Eucaristía hace surgir en los católicos "el asombro", y "la gratitud y la alegría" que nos conduce "a la adoración ante el don completamente desproporcionado del Hijo del eterno Padre" que entrega su vida "en rescate por cada uno de nosotros" .
"Si queremos ser sus discípulos la misericordia que se manifiesta en su presencia real, en la luz de sus palabras y de sus gestos, en el ofrecimiento de su compañía, debemos hacerlos nuestros", aseguró el Arzobispo Primado de España.
Por eso animó a hacer de nuestra vida "donación de nuestra persona, y venir radicalmente al encuentro de miserias y pecados de los demás", al igual que Jesucristo "hace suya nuestra humanidad, nuestro pecado, pero nos da también su victoria en el amor, su vida resucitada".
Según Mons. Rodríguez este modo de vivir y de amar "lo necesita nuestra sociedad de modo muy urgente" y los cristianos tenemos la responsabilidad "de tener la valentía de amar a los demás como lo hizo Cristo; y vivir con justicia las relaciones humanas, pero también la manera de encarar la economía sin olvidar la fraternidad universal".
"Tenemos miedo seguramente de singularizarnos, de que nos miren como a tipos raros, que no están en la realidad de la vida que se mueve en la competencia, en los codazos para conseguir lo nuestro, aunque sea pasando por mentiras, fraudes y tantas cosas que están arruinando la vida pública y la salud de una sociedad sana, que debería estar volcada en el bien común, lejos de los excesos de sistemas sociales que llevan al desamor y a crear intereses particulares y no de todo el pueblo", insistió el Prelado.
Además, dijo que Cristo en la Custodia "continúa la donación de sí mismo", y "anima a tomar algo tan sencillo como el pan y el vino por la vida del mundo, y a vivir como Él, que comparte todo y sale de sí hacia los que están cerca y los que están lejos".
Finalmente, pidió a Cristo Eucaristía "convencernos de la ventaja de una vida virtuosa, anclada en los valores reales".
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