El Arzobispo de Concepción (Chile), Mons. Fernando Chomali, compartió una reflexión sobre la vida humana, y llamó a estar atentos a la "sociedad eugenésica" que se avecina, donde se intentará imponer la fuerza por sobre la razón.
En una carta publicada en el diario El Mercurio de Chile, el Prelado se dirigió "a todas las personas que dudan desde cuándo comienza la vida de un ser (distinto a la nada) humano (con un patrimonio genético propio y distinto a las demás especies)".
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A ellos, recomendó "que lean los libros de embriología en los que estudian los estudiantes no creyentes y creyentes de todo el mundo".
Asimismo, continuó, "a las personas que dudan de la presencia de un sujeto moral frente a una persona con síndrome de Down, les recomiendo que vayan a conocer las múltiples iniciativas laborales que hemos impulsado desde el Arzobispado de Concepción".
El Prelado destacó que, en esas iniciativas, 30 jóvenes y adultos con síndrome de Down trabajan, "hacen un aporte a la sociedad, se sienten plenamente realizados y nos dan lecciones de humanidad cada día".
Si las dudas persisten, agregó, "les recomiendo que conversen con sus padres, que les dirán una y mil veces 'a mi hijo no lo cambiaría por nada del mundo'. Y con toda razón".
Además llamó a estar "muy atentos a la sociedad eugenésica que se nos avecina".
"Lo peor", dijo el Prelado, es que se promueve esta agenda en "nombre de la ciencia, de la 'calidad de vida', y lo que es más dramático, de una supuesta libertad de la madre de decidir respecto de un ser humano indefenso".
"Convertir el regazo materno en el lugar más peligroso del mundo es imponer la razón de la fuerza a la fuerza de la razón", concluyó el Arzobispo chileno.
En Chile, en 2017 se aprobó la despenalización del aborto en tres causales: peligro para la vida de la mujer, inviabilidad fetal de carácter letal, y embarazo por violación.
En 2022, se propuso en Chile una reforma constitucional que incluía entre sus puntos el derecho al aborto.
La propuesta indicaba: "Todas las personas son titulares de derechos sexuales y derechos reproductivos. Estos comprenden, entre otros, el derecho a decidir de forma libre, autónoma e informada sobre el propio cuerpo, sobre el ejercicio de la sexualidad, la reproducción, el placer y la anticoncepción".
"El Estado garantiza el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos sin discriminación (...) así como el acceso a los servicios y prestaciones requeridos para ello", agregaba.
La propuesta constitucional fue llevada a plebiscito y rechazada por la ciudadanía.