Al cumplirse casi dos semanas del rechazo del proyecto del aborto en el Senado de Argentina, tres templos católicos en Buenos Aires fueron atacados con pintura roja y consignas abortistas.
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El lunes 20 de agosto los fieles dieron cuenta de los ataques ocurridos en las parroquias Santa María de Betania y Nuestra Señora de los Dolores, y en el santuario Jesús Sacramentado, todos ubicados en el barrio de Almagro.
En la parroquia Santa María de Betania los atacantes profanaron una imagen de la Virgen María con pintura roja y colocaron perchas en las entradas, además de dejar carteles con consignas a favor del aborto y en contra de la Iglesia.
"Me encontré con unos carteles y después con una mancha de pintura, que pensé que era sangre. Después vi todo el camino y la mancha en el piso", relató el P. Salvador Gómez, vicario parroquial, en declaraciones a Todo Noticias.
Los dos carteles colgados en la entrada de la iglesia decían "La única Iglesia que ilumina es la que arde" y "Las pibas muertas no vuelven más, ustedes son responsables".
Frente a esto, el P. Gómez expresó que "lo primero que me vino a la cabeza fueron las palabras de San Francisco: 'Dios, hazme un instrumento de tu paz. Que donde haya odio, yo pueda llevar perdón'. Otra cosa no se me ocurrió pensar".
En tanto, el Santuario Jesús Sacramentado también quedó pintado y con perchas colgadas. Un cartel tenía escrito "Iglesia y Estado, asunto separado".
En un comunicado los sacerdotes del santuario señalaron que "queremos decirles a quienes nos agreden que no podrán torcer el rumbo de nuestro trabajo, que es el anuncio del Evangelio, la buena noticia de Jesús".
"Somos gente honrada, no perfecta; que con nuestro trabajo intentamos hacer de la Iglesia un lugar de esperanza y dignidad. Que no cobramos un solo peso del Estado y que trabajamos con todas nuestras fuerzas para que la vida de nuestros niños, jóvenes, ancianos y en especial los más pobres, sea mejor", afirmaron.
Agregaron que "somos miles los que estamos embarcados en esta misión y cuando vengas de noche y con tu rostro oculto para pintar y ofender, encontrarás en nosotros la infranqueable barrera del bien que triunfa sobre el mal, encontrarás también el perdón y una fuerza que nadie nos podrá quitar que es la alegría de seguir a Jesús".
"Te podremos ofrecer lo mejor que tenemos que es nuestro pan, nuestro canto y nuestro abrazo porque a pesar de todo, somos hermanos. A seguir andando nomás...y siempre con la esperanza intacta de compartir una buena charla", expresaron en el comunicado.
Finalmente, la parroquia Nuestra Señora de los Dolores fue atacada de la misma forma, lo que provocó el repudio del Obispo de Gualeguaychú, Mons. Héctor Zordán, quien fue su vicario y párroco antes de ser nombrado obispo.
Junto con expresar su solidaridad a la comunidad, a su párroco y a los Misioneros de los Sagrados Corazones, congregación que tiene a cargo la parroquia, Mons. Zordán señaló que "seguimos apostando por la posibilidad de convivir pacíficamente en esta bendita tierra, incluso pensando distinto".