Luego de que el 15 de diciembre se presentara un proyecto de ley que busca aumentar las vacaciones para los trabajadores, afectando tres festividades católicas, diversos parlamentarios expresaron sus observaciones y críticas. Entre las críticas, advirtieron que esta modificación en el calendario podría responder a una "agenda ideológica".
Los feriados afectados por la propuesta legislativa son la Solemnidad de San Pedro y San Pablo (29 de junio), la Solemnidad de la Asunción de la Virgen (15 de agosto) y la Solemnidad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre).
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Este año cerca de 800 mil peregrinos llegaron al Santuario de la Virgen de Lo Vásquez, a pocos kilómetros de Santiago, con motivo de la celebración de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
En declaraciones al diario chileno El Mercurio, el vocero del Gobierno Álvaro Elizalde señaló que "cualquier tipo de modificación en materia de feriados debe ser producto de un diálogo con los representantes de los trabajadores, de los gremios empresariales, y de la Iglesia por cierto".
En el mismo medio el diputado Patricio Melero, del Partido Unión Demócrata Independiente (UDI), dijo que "canjear feriados religiosos por más días de vacaciones, es quitarle a millones de trabajadores honrar esos días su fe".
Por su parte, el diputado Tucapel Jiménez, del Partido por la Democracia (PPD) ligado al Gobierno, que fue uno de lo que presentó esta moción, justificó eliminar estos feriados porque "hay quince feriados en el año, cinco son irrenunciables, uno es de la Iglesia Evangélica y el resto son todos de la Iglesia Católica".
También el diputado Osvaldo Andrade, presidente del Partido Socialista, justificó la iniciativa indicando que lo que se busca es "hacer un esfuerzo para eliminar cuatro feriados del calendario que nos permiten compensar esa pérdida con el aumento de días de vacaciones".
Sin embargo, el diputado Arturo Squella, de UDI, dijo a El Mercurio que este proyecto "pretende pasar por alto algo tan importante como lo son los días feriados religiosos, particularmente católicos".
Squella advirtió que la propuesta le parece enmarcada dentro de "una agenda ideológica".