Medios italianos informaron este viernes 2 de octubre que el Cardenal Angelo Becciu, quien renunció al cargo de prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y a los derechos del cardenalato, habría enviado cientos de miles de euros de fondos vaticanos a Australia durante el juicio contra el Cardenal George Pell, que fue declarado inocente de los cargos de abusos que pesaban en su contra.
El Cardenal Becciu no ha respondido a las acusaciones que CNA, agencia en inglés del Grupo ACI, no ha corroborado de manera independiente.
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El diario italiano Corriere della Sera indicó que la transferencia de dinero sería parte de una carpeta de evidencias que están recopilando los investigadores y fiscales del Vaticano en el caso del Cardenal Becciu que renunció el 24 de septiembre.
Según el diario Il Messaggero, las acusaciones del envío de fondos vaticanos a Australia fueron hechas por Mons. Alberto Perlasca, quien trabajó junto al Cardenal Becciu durante varios años en la Secretaría de Estado, en cuya labor estaba incluida la supervisión de inversiones financieras.
Mons. Perlasca estaría cooperando con los fiscales del Vaticano como parte de una investigación sobre el escándalo financiero.
De acuerdo a Il Messaggero, Mons. Perlasca acusó al Cardenal Becciu de transferir 700 mil euros de una cuenta del Vaticano a una cuenta en Australia durante el juicio contra el Cardenal Pell en Victoria. Sin embargo, no se precisa cuándo se hizo la acusación ni se dio una fecha sobre la supuesta transferencia. Tampoco se indicó a quién pertenecería la cuenta en Australia.
CNA no ha confirmado la sustancia de la acusación, que podría haberse propalado para generar titulares en todo el mundo, tras años de especulación de parte de quienes defienden al Cardenal Pell, de que las acusaciones de abuso sexual en su contra se vincularían a los esfuerzos de algunos para oponerse a sus correctas reformas en las finanzas del Vaticano.
En febrero de este año, la casa y la oficina de Mons. Perlasca fueron allanadas por investigadores debido a su vinculación con inversiones de varios millones de euros con el financiero italiano Raffaele Mincione.
La renuncia del Cardenal Becciu siguió a una investigación periodística de más de un año realizada por CNA. En la información dada a conocer están incluidas las controvertidas inversiones que se hicieron a través de Mincione, incluida la compra de una propiedad en Londres por varios cientos de millones de dólares.
El Cardenal Becciu ha dicho hasta ahora que es inocente.
El Cardenal Pell fue el primer prefecto de la Secretaría de Economía en el Vaticano, un dicasterio creado por el Papa Francisco en 2014 para alcanzar la transparencia financiera en la curia.
En 2017 el Cardenal Pell decidió ausentarse para volver a Australia y defenderse en el juicio. Luego de pasar poco más de un año en la cárcel, fue absuelto por la Corte Suprema y dejado en libertad. Esta semana volvió a Roma.
CNA informó que en 2015 el Cardenal Becciu habría tratado de disfrazar préstamos en los balances del Vaticano cancelándolos contra el valor de la propiedad comprada en el barrio londinense de Chelsea, una maniobra contable prohibida por las nuevas políticas financieras aprobadas por el Papa Francisco en 2014.
El presunto intento de ocultar los préstamos fuera de los libros fue detectado por la Prefectura para la Economía, entonces dirigida por el Cardenal Pell. Altos funcionarios de la Prefectura de Economía dijeron a CNA que cuando el Cardenal australiano comenzó a exigir detalles de los préstamos, especialmente los que involucraban a los bancos suizos Credit Suisse y BSI, el entonces Arzobispo Becciu llamó al Cardenal a la Secretaría de Estado para una "reprimenda".
En 2016, el Cardenal Becciu fue fundamental para detener las reformas iniciadas por el Cardenal Pell. Aunque el Papa Francisco había dado a la recién creada Prefectura para la Economía la autoridad para la supervisión autónoma sobre las finanzas del Vaticano, el Cardenal Becciu interfirió cuando la Prefectura planteó una auditoría externa de todos los departamentos del Vaticano, que debía ser llevada a cabo por la firma PriceWaterhouseCooper.
Unilateralmente, y sin permiso del Papa Francisco, el Cardenal Becciu canceló la auditoría y anunció en una carta a todos los departamentos del Vaticano que esta no se realizaría.
Cuando el Cardenal Pell cuestionó internamente la cancelación de la auditoría, el Cardenal Becciu persuadió al Papa Francisco para dar su aprobación ex post facto, indicaron fuentes de la Prefectura a CNA. La auditoría nunca se hizo.
El Cardenal Becciu también fue responsable en 2017 de la "renuncia" del primer Revisor General del Vaticano, el italiano Libero Milone.
Milone fue despedido de manera dramática por el Cardenal Becciu, quien lo acusó de "espiar" las finanzas de altos funcionarios, incluyendo al mismo Becciu. El entonces arzobispo amenazó con procesar penalmente a Milone si no aceptaba abandonar su oficina en el Vaticano en silencio.
Milone sostuvo que fue despedido por ser demasiado bueno en su trabajo y porque él y el trabajo de reforma de la Prefectura de Economía eran percibidos como una amenaza a la autonomía y las prácticas comerciales de antiguos funcionarios de la curia vaticana.
Milone dijo que fue despedido por cargos falsos después de que descubrió evidencia de mala conducta financiera bajo el liderazgo del Cardenal Becciu.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA