Al recibir esta mañana a los participantes del capítulo general de los Siervos del Paráclito, el Papa Francisco afirmó que quien cura de la infidelidad a los sacerdotes es el Espíritu Santo.
En la audiencia realizada en el Palacio Apostólico del Vaticano, el Santo Padre destacó que "la vida espiritual de un sacerdote crece 'no cuando se guardan las formas y se cosen los remiendos, sino cuando se deja la iniciativa al Espíritu'. Dejen la iniciativa al Espíritu: es Él quien realiza la conversión y la armonía en la vida de un sacerdote".
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"No hay que tolerar las duplicidades, sino sacarlas a la luz, a la luz del Espíritu. Sólo Él nos cura de la infidelidad. Sólo Él, no otros métodos. Lo que nos cura de la infidelidad es el Espíritu Santo", agregó.
Los Siervos del Paráclito son una congregación fundada en 1947 en Estados Unidos. Su fundador es el P. Gerald Fitzgerald. Originalmente trataban a sacerdotes con adicciones, luego a quienes tenían problemas con la vivencia del celibato, hasta que comenzaron a ayudar a sacerdotes que perpetraban abusos sexuales.
El Santo Padre resaltó el trabajo "silencioso y oculto" que realizan sus miembros; y explicó que "en el momento actual, esto significa también compartir el particular camino de purificación que la Iglesia está viviendo a causa de las tragedias de los abusos".
Recordando una meditación suya con el clero de Roma en marzo de 2019, el Papa Francisco señaló: "El pecado nos desfigura, y hacemos dolorosamente la humillante experiencia de ello cuando nosotros mismos o alguno de nuestros hermanos sacerdotes u obispos caemos en el abismo sin fondo del vicio, de la corrupción o, peor aún, del crimen que destruye la vida de los demás".
Ante esa realidad, continuó el Pontífice, "ser 'servidores del Paráclito' exige dedicar su vida a acompañar a algunos hermanos sacerdotes y consagrados, ofreciendo a cada uno un camino de ascesis, conversión y renovación espiritual y vocacional".
"Con el espíritu y el estilo del Buen Samaritano, se ponen junto a estos hermanos, compartiendo con ellos su vida y la oración cotidiana. Sobre todo, los colocan en una comunidad, una comunidad orante, que les ayuda a redescubrir la armonía de vida que una crisis vocacional siempre compromete".
El Papa Francisco alentó también a los presentes a "profundizar en la espiritualidad de la reparación, partiendo de la necesidad de purificación, al servicio de la santidad de los pastores del Pueblo de Dios".
"Su carisma subraya particularmente el compromiso ascético y la oración, con una disposición contemplativa, que con razón sienten el deber de retomar en plenitud", prosiguió.
"Junto con los sacerdotes a los que acompañan, estáis llamados a redescubrir la primacía de la vida espiritual, conscientes de que la madurez sacerdotal se realiza cuando el Espíritu Santo se convierte en el protagonista de la vida de los ministros ordenados", subrayó el Pontífice.
Para concluir, el Santo Padre hizo votos para "que el Espíritu los ayude a mirar a cada uno con los ojos de Jesús, con su amor, con su ternura".