Cercanos a la Solemnidad de la Santísima Trinidad, que este año se celebra el domingo 4 de junio, surge la pregunta que muchos fieles se hacen: ¿Dios murió en la cruz? Aquí la respuesta siguiendo las enseñanzas de algunos santos.
Para comenzar, es preciso recordar que el Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que la Trinidad está conformada por tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Cada una de ellas es Dios, y juntas conforman un solo Dios. Además, no son tres dioses, sino que comparten la única naturaleza divina (ver nn. 232-267).
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En este sentido, el Credo de San Atanasio indica que "el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo tienen una sola divinidad, gloria igual y coeterna majestad".
De estas tres personas, sólo la segunda, el Hijo, se hizo hombre. Es decir, Él es una persona divina que posee dos naturalezas: la divina desde la eternidad y la humana desde su Encarnación.
San Agustín, Doctor de la Iglesia, en el libro I de su obra "La Trinidad" precisa que, "en consecuencia, la forma de Dios vistió la forma de siervo; y el conjunto fue un Dios-Hombre: Dios, por ser Dios el que asumió; hombre, por ser humana la forma recibida".
Por lo tanto, si Jesús es Dios y hombre verdadero, entonces sí se puede decir que Dios murió en la cruz.
Pero lo que no se puede decir es que murió también la divinidad, ni que Dios dejó de existir. Cristo muere en su naturaleza humana, que tiene la característica de morir. En cambio, la naturaleza divina es eterna y permanece por siempre.
Esto es corroborado en el "Himno O' Monogenés" que presenta el Catecismo y que afirma: "¡Oh Hijo unigénito y Verbo de Dios! Tú que eres inmortal, te dignaste, para salvarnos, tomar carne de la santa Madre de Dios y siempre Virgen María. Tú, Cristo Dios, sin sufrir cambio te hiciste hombre y, en la cruz, con tu muerte venciste la muerte" (n. 469) .
En palabras de Santo Tomás de Aquino, en su Suma Teológica (III, q. 49), Jesús "experimentó, pues, la muerte por participación de la condición humana, que voluntariamente había tomado; pero no perdió el poder de la naturaleza, por el que da vida a todas las cosas".
Como conclusión, es correcto decir que Dios murió en la cruz, pero aclarando que fue el Hijo en su naturaleza humana, porque su naturaleza divina es inmortal.
Por tanto, no murieron las otras dos personas de la Trinidad, el Padre y el Espíritu Santo, porque no habían asumido nuestra condición mortal.