Muchos no saben que el Beato Carlo Acutis inspiró al hijo de un sacerdote hindú a ser bautizado católico, gracias a su testimonio sobre la presencia de Jesús en la Eucaristía y a su amor por los pobres.
Esta historia se encuentra recopilada en el nuevo libro "Blessed Carlo Acutis: A Saint in Sneakers" (Beato Carlo Acutis: Un santo en zapatos deportivos) de Courtney Mares, corresponsal en Roma de CNA -agencia en inglés de EWTN News-.
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En una entrevista concedida a la periodista, Rajesh Mohur compartió la historia de su viaje espiritual y cómo conoció a Acutis, el adolescente programador de computadoras que fue el primer millennial beatificado en la Iglesia Católica, y que ha sido nombrado también patrono de la próxima Jornada Mundial de la Juventud.
Mohur creció en una pequeña isla en el Océano Índico frente a la costa de África, a más de 800 kilómetros al este de Madagascar. Como la mayoría de la población de Mauricio, Mohur era hindú. Creció hablando lengua antigua y estudiando sánscrito, el antiguo idioma utilizado en las escrituras hindúes.
La familia Mohur pertenecía a la casta sacerdotal brahmán, la más alta de las cuatro castas de la sociedad hindú. El padre de Mohur era un sacerdote hindú que se desempeñó como presidente de la Asociación Hindú en Mauricio.
Mohur recordó: "[Mi padre] solía enseñarme desde el principio sobre todas sus oraciones... sobre las escrituras, las escrituras indias".
Cuando tenía 16 años, el padre de Mohur lo envió a la India para continuar su educación en Gujarat, la ciudad donde nació Mahatma Gandhi. Durante su tiempo en la India, Mohur estuvo aún más inmerso en la cultura hindú y en la práctica religiosa.
Sin embargo, él buscaba a "un Dios vivo".
Después de ser aceptado en una universidad en Rajasthan, Mohur terminó quedándose en India, donde completó una licenciatura en Física. Planeaba inscribirse en un programa de maestría en Inglaterra cuando recibió la noticia de que su padre había muerto. Debido a que sus seres queridos estaban teniendo problemas financieros, se sintió obligado a regresar a Mauricio para ayudar a su familia.
Mohur aumentó su devoción por las oraciones hindúes después de la muerte de su padre. Rezaba todos los días, a menudo con una sensación de ira y amargura. "Siempre rezaba: '¿Por qué estoy en una situación así?'", relató.
En ese momento, era difícil encontrar trabajo en Mauricio. Mohur había oído que Italia no era tan estricta como otros países con las visas de trabajo en ese momento, por lo que emigró allí para encontrar trabajo a mediados de la década de 1980. Después de más de una década de vivir y trabajar en Italia, Mohur fue contratado por la familia Acutis en diciembre de 1995 para ayudar a cuidar a Carlo.
"Y conocí a Carlo, un niño tan pequeño", recordó Mohur.
Su primera impresión de Acutis, con su cabello castaño y rizado, fue que se parecía a los pequeños querubines que se ven en las pinturas y esculturas de Milán. En su segundo día de trabajo para la familia, Mohur recordó que el pequeño Carlo se le acercó con una gran sonrisa y un regalo: un chicle.
En los días de lluvia, Acutis a veces miraba videos de dibujos animados basados en la Biblia y la vida de los santos junto con Mohur, quien miraba con cierto interés, porque no había tenido mucho contacto con el catolicismo.
Después de que Acutis hiciera su Primera Comunión a los 7 años, Mohur lo acompañaba a la iglesia que estaba a la vuelta de la esquina de su casa para ir a Misa o para rezar de camino a la escuela.
Mohur observó cómo cambiaba el comportamiento del joven Acutis cuando entraba en una iglesia. Mientras Acutis rezaba frente al sagrario, Mohur se sentaba en silencio en la parte de atrás y observaba al joven mientras oraba con fervor.
"Su comportamiento cambiaba cuando estaba dentro de la iglesia, con todo respeto. Él sabía que había algo diferente donde vive Jesús. Eso tocó mi corazón… cuando vi el comportamiento de Carlo", relató.
Acutis estaba ansioso por hablar con Mohur sobre las cosas que amaba: el cielo, la Misa y la presencia de Jesús en la Eucaristía. Explicaba todo con "gran dulzura", contó Mohur.
"Siempre hablaba de la Eucaristía, de Jesús, de cómo sufrió por nosotros... sacrificó su vida por nosotros. Carlo me dijo que... dondequiera que vayas, puedes encontrar a Jesús presente en Carne, Alma y Sangre [en el sagrario]", narró.
Mohur también observó el cuidado y la preocupación de Acutis por los demás. Resaltó que el joven Carlo una vez recogió sus juguetes, incluidos algunos lindos regalos de Navidad de sus abuelos y padres, y le pidió a Mohur que lo acompañara al parque a vender sus juguetes para dar el dinero a los pobres.
"Él recolectó el dinero, y había algunos pobres acostados frente a la iglesia. Estaban durmiendo en el suelo durante el invierno. Hacía bastante frío. Él dijo que estaban sufriendo, ya sabes. Necesitaban ayuda", relató Mohur.
"Cuando vi los actos de Carlo, ya sabes, de un niño tan pequeño, me convertí", aseguró.
Acutis ayudó a Mohur a aprender a rezar el Rosario y lo invitó a rezarlo junto con él y sus padres.
"Él había adquirido el hábito... de rezar el Santo Rosario todas las noches antes de acostarse", recordó Mohur.
Acutis le dijo a Mohur que una persona puede rezar el Rosario sin estar bautizada, pero sólo los católicos practicantes pueden recibir la sagrada Eucaristía. Carlo le explicó que la Eucaristía es la culminación de la caridad y que las virtudes se adquieren a través de la vida sacramental.
"Él sabía el Catecismo de la Iglesia Católica casi de memoria y me lo explicó tan brillantemente que logró emocionarme sobre la importancia de los sacramentos", detalló Mohur.
"Entonces, despacio, despacio... me explicaba la importancia del Bautismo y tantas otras cosas también. Todas esas experiencias cambiaron mi vida. Y pude ver al Dios vivo", agregó.
Cuatro años después de conocer a Acutis por primera vez, Mohur se bautizó. Tenía casi 30 años en ese momento, y como adulto que ingresaba a la Iglesia Católica, recibió a la vez todos los sacramentos de iniciación: Bautismo, Primera Comunión y Confirmación en una Misa en la parroquia de Acutis, en 1999.
La familia Acutis organizó una fiesta después para Mohur y sus amigos, compartiendo dulces y bocadillos en su apartamento. Mohur dejó que Carlo eligiera dónde salir a cenar. Entonces, Carlo le propuso: "Vamos al restaurante chino hoy, porque es un día especial".
Mohur bromeó en respuesta: "Es especial para mí, pero es más especial para ti, porque te gusta la comida china". Bromas aparte, Acutis les manifestó más tarde a sus padres: "Hay muchas personas que no se dan cuenta del regalo infinito que es recibir el Bautismo".
Después de su Bautismo y Primera Comunión, Mohur se unió a Acutis para asistir a Misa todos los días, pero ahora para recibir la Eucaristía y ya no sólo como observador.
Cuando la madre de Mohur viajó desde Mauricio para visitar a su hijo en Milán, unos años más tarde, Acutis invitó a la madre de Mohur a ir con ellos a Misa; ella dijo después que no entendía nada. Además de tener poca familiaridad con la fe católica, la madre de Mohur no hablaba italiano, por lo que Acutis hablaba con ella en inglés.
Se sentaba en la cocina con la madre de Mohur y le hablaba en inglés sobre Jesús y la fe católica. Él le contó la historia de la aparición de la Virgen María en Lourdes, Francia, de una manera tan convincente que ella quiso visitar el lugar de peregrinación. Con la ayuda de la familia Acutis, la madre de Mohur se quedó en Lourdes durante una semana.
Cuando regresó a Mauricio, pidió ser bautizada. Después de su Bautismo, la madre de Mohur visitó a los enfermos en Mauricio y rezó con ellos usando un poco del agua bendita de Lourdes.
"Esa fue la magia de Carlo. Él pudo convertirme a mí y a mi mamá también", concluyó Mohur.
Traducido y adaptado por ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.