El Papa Francisco explicó que los artistas realizan también una labor evangélica, que "nos ayuda a comprender mejor a Dios, como gran poeta de la humanidad".
El Santo Padre mantuvo en la mañana de este sábado, 27 de mayo, un encuentro con los participantes del congreso promovido por La Civiltá Cattolica (revista italiana de la Compañía de Jesús) y por la Universidad de Georgetown (Estados Unidos).
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Entre ellos, se encontraba Martin Scorsese, conocido productor, director y guionista de cine estadounidense que ya había sido recibido por el Papa Francisco en otras ocasiones.
Tal y como recordó el Papa, este congreso reúne a poetas, escritores, guionistas y cineastas de diversas partes del mundo en torno al tema de la "imaginación poética y la inspiración católica".
Al comienzo de su discurso, el Papa Francisco destacó que "la palabra de los escritores me ayudó a comprenderme a mí mismo, al mundo, a mi pueblo; pero también a profundizar mi corazón humano, mi vida personal de fe, e incluso mi tarea pastoral".
Según explicó el Santo Padre, "los seres humanos anhelamos un mundo nuevo que probablemente no veremos del todo con nuestros propios ojos, y sin embargo lo anhelamos, lo buscamos, lo soñamos".
A continuación, definió el arte como "un antídoto contra la mentalidad del cálculo y la uniformidad; es un desafío a nuestra imaginación, a nuestra forma de ver y entender las cosas".
Al dirigirse a los artistas presentes en la audiencia, el Papa aseguró que "la Iglesia necesita vuestra genialidad".
"Pero quisiera decir una segunda cosa: sois también la voz de las angustias humanas. Sabes bien que la inspiración artística no sólo reconforta, sino que también inquieta, porque presenta tanto las bellas realidades de la vida como las trágicas", añadió.
Además, subrayó que "hay cosas en la vida que a veces ni siquiera podemos comprender o para las que no encontramos las palabras adecuadas: éste es tu terreno fértil, tu campo de acción. Y éste es también el lugar donde a menudo experimentas a Dios".
Por ello, el Papa Francisco les pidió "ir más allá de las fronteras cerradas y definidas, que seáis creativos, sin domesticar vuestras ansiedades y las de la humanidad".
"Con la palabra de la poesía, recoged los deseos inquietos que habitan en el corazón humano, para que no se enfríen y se apaguen".
Para el Pontífice, este trabajo "permite al Espíritu actuar, crear armonía dentro de las tensiones y contradicciones de la vida humana, mantener encendido el fuego de las buenas pasiones y contribuir al crecimiento de la belleza en todas sus formas, esa belleza que se expresa precisamente a través de la riqueza de las artes".
También destacó que el arte "tiene consecuencias en la imaginación espiritual de la gente de nuestro tiempo, especialmente en lo que se refiere a la figura de Cristo".
En ese sentido, puntualizó que "vuestro trabajo nos ayuda a ver a Jesús, a sanar nuestra imaginación de todo lo que oscurece su rostro o, peor aún, de todo lo que quiere domesticarlo".
"Domesticar el rostro de Cristo, casi intentar definirlo y encerrarlo en nuestros esquemas, es destruir su imagen: Cristo es siempre más grande, es siempre un misterio que de alguna manera se nos escapa. Luchamos por ponerlo en un marco y colgarlo en la pared".
"He aquí el desafío para la imaginación católica de nuestro tiempo, -continuó- el desafío que se os entrega: no 'explicar' el misterio de Cristo, que en realidad es inagotable; sino hacernos tocarlo, hacernos sentirlo inmediatamente cercano, entregárnoslo como realidad viva, y hacernos captar la belleza de su promesa".