El Obispo de Iquique (Chile), Mons. Isauro Covilli, se solidarizó con los migrantes que se encuentran en la frontera con Perú, y reclamó para ellos respeto y buen trato.
 

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En el marco de la fiesta de la Santa Cruz, el 3 de mayo, el prelado chileno envió un mensaje de fraternidad, uniéndose con sus palabras a la declaración de los obispos de las diócesis fronterizas de Tacna y Moquegua, en el lado peruano de la frontera, en reclamo a las autoridades por una solución a la crisis migratoria.
 
"Denigrar la migración refiriéndose a ella como ilegal es desconocer que la humanidad, en su devenir diario, está en continuo movimiento", expresó Mons. Covilli.
 
Desde hace algunas semanas, cientos de migrantes, en su mayoría venezolanos, pero también de Colombia y Haití, se encuentran varados sin poder pasar de Chile a Perú, debido al endurecimiento de las políticas migratorias.
 
Los migrantes aseguran que desean regresar a sus países de origen. Sin embargo, sólo se permite el paso de aquellos que presentan su credencial de extranjero, visa y pasaporte.
 
Mientras tanto, los varados se ven obligados a enfrentar las inclemencias del tiempo en el desierto del norte chileno, y atraviesan conflictos con las fuerzas policiales.
 
La semana pasada, el gobierno peruano declaró el estado de emergencia en la mayoría de sus pasos fronterizos, con el objetivo de que las Fuerzas Armadas apoyen a la Policía. 
 
El gobierno chileno, por su parte, ordenó en febrero la militarización de su frontera norte, para evitar la entrada irregular de más personas.
 
Al referirse a la situación de los migrantes, Mons. Covilli expresó: "Es cierto que no tienen documentos de identificación, pero sí tienen algo esencial: su dignidad de personas. Su vida es sagrada como la de todos, y tal condición reclama un respetuoso y buen trato".
 
El prelado observó también que las autoridades de los dos países involucrados se han pronunciado "acusándose mutuamente por la responsabilidad que le cabe a cada uno", en medio de la crisis. 
 
"Lo cierto es que los países, incluyendo Chile, tienen leyes de migración deficientes y tienden a criminalizar el movimiento migratorio, por causa de actitudes y comportamiento de algunos migrantes", consideró. 
 
Finalmente, exhortó a que la migración no sea vista como una amenaza, "sino como una oportunidad para construir un futuro de paz".