Este 19 de abril, el Papa Francisco presidió como cada miércoles la Audiencia General ante miles de fieles que le escuchaban en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Allí recordó a los mártires de hoy en día y advirtió que "no se debe nunca asesinar en nombre de Dios".
En esta ocasión, centró su catequesis en los mártires, aquellos que dan testimonio de Jesús hasta el derramamiento de sangre.
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Según precisó el Santo Padre, "los mártires no deben ser vistos como 'héroes' que han actuado individualmente", sino "como frutos maduros y excelentes de la viña del Señor, que es la Iglesia".
Además, destacó que "los cristianos, participando asiduamente en la celebración de la Eucaristía, eran conducidos por el Espíritu a configurar su vida en la base de ese misterio de amor: es decir, sobre el hecho de que el Señor Jesús había dado su vida por ellos, y por tanto también ellos podían y debían dar la vida por Él y por sus hermanos".
Más tarde, recalcó que estos testigos "aman a Cristo en la vida y lo imitan en su muerte" y afirmó que "los mártires son más numerosos en nuestro tiempo que en los primeros siglos".
"Los mártires -continuó el Pontífice-, imitando a Jesús y con su gracia, convierten la violencia de quien rechaza el anuncio en una ocasión grande de amor, suprema, que llega hasta el perdón de los propios verdugos".
Luego, recordó a San Esteban, el primer mártir de la historia de la Iglesia Católica que murió rezando por sus victimarios y subrayó que "los mártires nos muestran que todo cristiano está llamado al testimonio de la vida, también cuando no llega al derramamiento de la sangre, haciendo de sí mismo un don a Dios y a los hermanos, imitando a Jesús".
Los mártires de hoy en día
El Papa Francisco centró su mirada en "el testimonio cristiano presente en cada rincón de la tierra", por ejemplo en Yemen, "una tierra desde hace muchos años herida por una guerra terrible, olvidada, que ha dejado tantos muertos y que todavía hoy hace sufrir a tanta gente, especialmente a los niños".
"Precisamente en esta tierra ha habido testimonios luminosos de fe, como el de las hermanas Misioneras de la Caridad. Todavía hoy están presentes en Yemen, donde ofrecen asistencia a ancianos enfermos y a personas con discapacidad. Algunos de ellos arriesgan la vida. Acogen a todos, de cualquier religión, porque la caridad y la fraternidad no tiene confines".
El Santo Padre también recordó que en julio de 1998, tres religiosas fueron asesinadas mientras volvían a casa después de Misa. Lo mismo ocurrió en 2016, cuando cuatro monjas fueron muertas junto a algunos laicos que les ayudaban en la obra de la caridad.
El Papa Francisco se refirió a todos ellos como "los mártires de nuestro tiempo" y destacó que entre estos laicos victimados, además de cristianos "había fieles musulmanes que trabajaban con las hermanas".
"Nos conmueve ver cómo el testimonio de sangre puede unir a personas de religiones diferentes. No se debe nunca asesinar en nombre de Dios, porque para Él somos todos hermanos y hermanas. Pero juntos se puede dar la vida por los otros", añadió.
Por último, rezó "para que no nos cansemos de testimoniar el Evangelio también en tiempo de tribulación".