Luego de que en China se designara a un obispo sin la aprobación del Vaticano, un reconocido defensor de los derechos humanos advirtió que no se puede confiar en el régimen comunista, pues tiene una "naturaleza mentirosa".
En recientes declaraciones a ACI Prensa, Benedict Rogers, cofundador y director ejecutivo de la plataforma Hong Kong Watch, dedicada a defender los derechos humanos, indicó que en cierto nivel la decisión del régimen chino "es una sorpresa" por el hecho de "violar tan descaradamente el acuerdo con el Vaticano en una de las diócesis más importantes de China, Shanghái".
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"Sin embargo, en otro nivel, es típico de la naturaleza mentirosa del régimen del Partido Comunista Chino", señaló.
El martes 4 de abril, Mons. Joseph Shen Bin, hasta entonces Obispo de Haimen, fue instalado como nuevo Obispo de Shanghái, la diócesis católica más grande de China. Sin embargo, el nombramiento no habría contado con la aprobación de la Santa Sede.
El director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, señaló ese martes que la Santa Sede había sido informada pocos días antes, pero se enteró de la instalación del Prelado "por los medios de comunicación".
De acuerdo a Asia News, el nombramiento de Mons. Shen Bin fue realizado por el Consejo de Obispos Chinos, conferencia episcopal controlada por el régimen comunista.
Rogers recordó que el gobierno chino ha "violado acuerdos internacionales una y otra vez".
"Cualquiera que piense que se puede confiar en que el régimen de Beijing cumplirá su palabra es ignorante o ingenuo", subrayó.
China y la Santa Sede firmaron un acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos por primera vez en septiembre de 2018. Si bien sus términos y sus alcances son desconocidos, con ocasión de su renovación por dos años adicionales, el 22 de octubre de 2020, el diario oficial del Vaticano, L'Osservatore Romano, señaló que el tratado apunta a "sostener y promover el anuncio del Evangelio en aquellas tierras, reconociendo la plena y visible unidad de la Iglesia".
El 22 de octubre de 2022, el acuerdo entre China y el Vaticano fue nuevamente renovado por dos años.
Para Benedict Rogers es importante que el Vaticano actúe tras este nombramiento del régimen chino.
"Si hace la vista gorda ante estos incumplimientos del acuerdo, el régimen simplemente se animará a seguir pisoteando el acuerdo", advirtió.
"Un acuerdo que Beijing simplemente ignora no vale ni el papel en el que está escrito", expresó.
Para el defensor de los derechos humanos, sería importante que el Vaticano "busque renegociar el acuerdo en términos mucho más fuertes y transparentes, y si eso falla, debería estar preparado para revocar el acuerdo y retirarse".
Para Rogers, este nuevo acuerdo debería incluir como "requisito previo" que el régimen chino libere a "todo el clero católico actualmente encarcelado en China, incluido el obispo (Thaddeus) Ma Daqin de Shanghái, que ha pasado 12 años detenido".
También hizo un llamado a que la Santa Sede se exprese sobre las violaciones de derechos humanos del régimen chino, particularmente contra los uigures, así como en el Tíbet y en Hong Kong.
"El Vaticano debería continuar el diálogo con China, pero tendría que redefinir los términos del diálogo y ser mucho más transparente sobre cualquier acuerdo renegociado. El problema con el acuerdo actual es que no hay transparencia ni rendición de cuentas de ninguna de las partes", indicó.
Rogers resaltó asimismo que "la persecución de los católicos, y de los cristianos en general, en China es la más grave desde la Revolución Cultural", como se conoce al movimiento iniciado en 1966 por el dictador Mao Zedong para imponer el comunismo y erradicar del país todo aquello que consideraba burgués.
Ese periodo culminó en 1978, e incluyó el encarcelamiento, tortura, trabajos forzados y asesinatos de aquellos a quienes el régimen comunista considerara enemigos de su sistema.
En la actualidad, advirtió el director ejecutivo de Hong Kong Watch, en China "las iglesias controladas por el Estado se ven obligadas a exhibir imágenes de Xi Jinping (N.d.R.: actual presidente del país) y de otros líderes, y pancartas de propaganda del Partido, y tienen cámaras de vigilancia en el altar".
"Los menores de 18 años tienen prohibido acudir a los lugares de culto", añadió.
"El régimen planea retraducir la Biblia de acuerdo con su perspectiva ideológica, y está adoctrinando al clero en las iglesias controladas por el Estado para que sean cuadros del Partido. Las iglesias no registradas son severamente reprimidas. Así que la situación ya es muy grave para cualquier católico leal a Roma", explicó.
Rogers reconoció que "es probable que un aumento de las tensiones y el abandono del acuerdo den lugar a más medidas enérgicas".
Sin embargo, consideró que "el acuerdo entre el Vaticano y China, que supuestamente pretendía relajar y aliviar la situación de los católicos, ha fracasado y sólo ha llevado a más represión, por lo que es difícil ver cuánto más pueden empeorar las cosas".