El Papa Juan Pablo II pidió al primer grupo de Obispos colombianos reunidos en visita “ad limina” en el Vaticano dar “prioridad a la paz y la reconciliación” en las acciones pastorales a emprender en el país, “donde desde hace años se vive un conflicto interno que causa tantas víctimas inocentes”.
Al recibir a los Obispos de las Provincias eclesiásticas colombianas de Medellín, Barranquilla, Cali, Cartagena, Manizales, Popayán y Santa Fe de Antioquia, el Santo Padre puso de relieve los “frutos de santidad” de la Iglesia colombiana recordando “las recientes beatificaciones del sacerdote Mariano Euse y de la Madre Laura Montoya”.
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Tras animarlos a proseguir en las tareas de la “evangelización, misión primordial de la Iglesia", el Papa pidió a los Obispos “dar prioridad a la paz y la reconciliación” en el convulsionado país, “contribuyendo así a edificar la sociedad sobre los sólidos principios cristianos de la verdad, la justicia, el amor y la libertad y fomentando también el perdón que nace del sincero deseo de reconciliación con Dios y con los hermanos".
Juan Pablo II alentó a los Prelados a no dudar "nunca en poner todo el celo y empeño pastorales en promover la reconciliación, que se deriva de la evangelización, con la íntima convicción de que iluminará la acción de los laicos cristianos”.
De este modo, la reconciliación -prosiguió el Papa- “podrá ser remedio eficaz y permanente para los duros y graves males” que padece Colombia “a causa del conflicto civil interno, que ha causado tantos muertos, incluso entre los servidores del Evangelio". En este sentido, recordó a Mons. Isaías Duarte, Arzobispo de Cali, así como a los sacerdotes y religiosos asesinados en los últimos años.
Por otro lado, el Pontífice indicó que “otro campo de la acción pastoral que requiere especial atención es el de la promoción y defensa de la institución familiar, hoy tan atacada desde diversos frentes con múltiples y sutiles argumentos".
El Papa pidió a los Obispos colombianos “seguir proclamando con firmeza, como un auténtico servicio a la sociedad, la verdad sobre el matrimonio y la familia establecida por Dios”. “Dejar de hacerlo sería una grave omisión pastoral”, señaló el Santo Padre.
Por último, Juan Pablo II hizo hincapié en que "un signo de esperanza para la Iglesia en Colombia es el florecimiento vocacional". El Santo Padre animó a los Prelados no "descuidar para el futuro una asidua pastoral" en este campo, "conscientes del papel insustituible de cada comunidad eclesial en esta tarea", basada en la oración por las vocaciones y en la preparación de los jóvenes para oír la llamada divina a seguir a Cristo.