El episcopado escandinavo reivindica la enseñanza integral de la sexualidad humana: "Ofrecer algo menos exigente sería defraudaros. No hemos recibido el Orden sagrado para predicar ideales pequeños de nuestra propia fabricación".
La Conferencia Episcopal Escandinava está integrada por los obispos de Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia. Su actual presidente es el Obispo de Copenhague, Mons. Czeslaw Kozon.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
La "Carta pastoral sobre la sexualidad humana" comienza recordando que la Cuaresma no es el único periodo de 40 días en la historia de la salvación. Así, remite al diluvio universal, cuyo resultado fue "un nuevo inicio" en la relación entre Dios y los hombres.
De esta manera surgió la primera alianza, que fue ratificada con el signo del arcoíris en el cielo; un signo que hoy es reivindicado "como el símbolo de un movimiento político y cultural" al que no citan de forma expresa.
Los obispos "reconocen todo aquello que es noble" en sus aspiraciones, como la condena de toda discriminación injusta. Sin embargo, expresan su discrepancia cuando se "propone una visión de la naturaleza humana separada de la integridad encarnada de la persona, como si el sexo biológico fuera accidental".
"Hipótesis temeraria"
"Protestamos cuando se fuerza esa visión sobre los niños, presentándola como una verdad probada y no como una hipótesis temeraria, y cuando se la impone a los menores como una pesada carga de autodeterminación para la que no están preparados", prosiguen.
A su juicio, "resulta llamativo que una sociedad tan atenta al cuerpo en los hechos lo trate con superficialidad al no considerarlo como un significante de identidad".
Los prelados escandinavos recuerdan que la creación del ser humano a imagen y semejanza de Dios "no sólo se refiere al alma: está misteriosamente inscrita en el cuerpo también", y que esta se manifiesta "en la complementariedad de lo masculino y lo femenino".
Además, subrayan que "el camino hacia la aceptación de sí mismo pasa por confrontarnos con la realidad. Nuestras heridas y contradicciones están comprendidas en nuestra realidad vivida".
"Acompañar a todos"
Los prelados reiteran que están "a disposición de todos para acompañar a todos", porque "la aspiración al amor y la búsqueda de una sexualidad integrada tocan a los seres humanos en su fibra más íntima".
No ocultan, por otra parte, que "el camino hacia la plenitud requiere paciencia, pero hay alegría en cada paso", y que "toda búsqueda de plenitud e integridad merece respeto y debe ser sostenida".
"El camino es estrecho al inicio, pero se ensancha a medida que avanzamos. Ofrecer algo menos exigente sería defraudaros", pues "no hemos recibido el Orden sagrado para predicar ideales pequeños de nuestra propia fabricación".
Vivir el exilio de los sacramentos
Los prelados escandinavos abordan a continuación la idea de que una actitud de acogida no empaña la mirada hacia la plenitud: "Esta misericordia no excluye a nadie, pero fija un ideal elevado".
Esa aspiración está expuesta en los mandamientos, "que nos ayudan a crecer más allá de las angostas nociones de nuestra identidad" para "convertirnos en hombres y mujeres nuevos".
Así, "puede suceder que las circunstancias de vida de un fiel católico le impidan, por un tiempo, recibir los sacramentos", lo que no hace que deje por eso de ser miembro de la Iglesia.
"La experiencia del exilio interior vivida en la fe puede conducir a un sentido de pertenencia más profundo. Esto es lo que sucede con frecuencia en los exilios bíblicos", explican los prelados.
No reducir el símbolo del arcoíris
Los obispos de la Conferencia Episcopal Escandinava enfatizan que "no podemos reducir el signo del arcoíris a algo menos que el pacto vivificante entre el Creador y la criatura".
Asímismo, afirman que "la imagen de Dios impresa en nuestro ser demanda la santificación en Cristo. Cualquier noción del deseo humano que sea inferior a este estándar es insuficiente desde un punto de vista cristiano".
Por otro lado, alertan de que "en la actualidad las ideas de lo que es el ser humano y su carácter sexuado se encuentran en un estado de fluidez", de tal forma que "lo que se da por descontado hoy puede ser rechazado mañana".
Por eso, advierten, "quien se aferre demasiado a teorías pasajeras corre el riesgo de salir muy lastimado".
Perplejidad ante la enseñanza cristiana de la sexualidad
Los prelados reconocen que "la enseñanza cristiana sobre la sexualidad causa perplejidad en muchos". Para aquellos que así se sienten, ofrecen dos recomendaciones.
La primera es "familiarizarse con la llamada y la promesa de Cristo: conocerlo mejor en la Escritura y en la oración, a través de la liturgia y del estudio de la enseñanza integral de la Iglesia, y no de fragmentos encontrados aquí y allí".
De esta manera, "la amplitud de las preguntas iniciales se ensanchará", dilatando la mente y el corazón.
En segundo lugar, animan a tomar conciencia "de las limitaciones de un discurso puramente secular sobre la sexualidad" que necesita ser enriquecido con "un vocabulario adecuado".
Los prelados señalan que "el fin de la enseñanza de la Iglesia es habilitar el amor, no impedirlo", y que por ese amor "el mundo fue creado y nuestra naturaleza formada".
Concluyen expresando un deseo: "Que nuestra comunidad católica, tan polifacética y colorida, pueda dar testimonio de este amor en la verdad".