El Papa Francisco aprobó recientemente el decreto que reconoce las virtudes heroicas del salesiano Carlos Crespi, sacerdote a quien la Virgen María le reveló en un sueño cuál sería su misión.
El P. Carlos nació en 1891 en Legnano (Italia). A los 12 años conoció a los salesianos siendo estudiante del colegio de San Ambrosio, en Milán. Sintió el llamado a seguir el carisma de Don Bosco y en 1917 fue ordenado sacerdote.
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Dotado de gran inteligencia y generosidad, fue un gran hombre de ciencia. Se doctoró en música y en 1923 se fue a las misiones en Ecuador. Se estableció en Cuenca, al sur del país, y creó una escuela de artes y oficios, que luego se convertiría en la Universidad Politécnica Salesiana.
Abrió, además, otros centros, obras y talleres educativos a favor de las personas de escasos recursos. Todo esto lo llevó a recibir diversas condecoraciones del más alto nivel tanto en el país sudamericano como de parte de la República Italiana, incluso después de su muerte.
Algo que lo caracterizaba era su preocupación por los más necesitados. Solía dar clases de catecismo y comida a los chicos de la calle. Los fieles hacían largas filas ante su confesionario para recibir el sacramento de la Reconciliación. Asimismo, propagaba enérgicamente la devoción a María Auxiliadora.
Según recoge el sitio web de los salesianos, cierto día el P. Crespi relató que cuando era estudiante del San Ambrosio, en Milán, la Virgen se le apareció en sueños.
"Me veía a mi mismo vestido de sacerdote con una larga barba en un viejo púlpito y yo estaba predicando a una cantidad de gente. El púlpito parecía más bien que estaba en una cabaña que en una iglesia", describió el hoy venerable.
En declaraciones a ACI Prensa, el P. Marcelo Farfán, inspector de los salesianos en el Ecuador, señaló que "se puede afirmar sin lugar a dudas que ese sueño se cumplió a plenitud, y no sin dificultades y espinas".
Para el P. Farfán, esto se dio no sólo sirviendo a los más pobres de Cuenca, sino también en el trabajo misionero con el pueblo shuar, una comunidad nativa presente en el Vicariato de Méndez y Gualaquiza.
Sobre el reconocimiento del P. Crespi como venerable, el inspector salesiano destaca que se trata de un motivo de enorme júbilo y un recordatorio de que Don Bosco quería que la primera finalidad de un salesiano fuera el "buscar la santidad de vida en la misión juvenil".
El P. Carlos Crespi falleció el 30 de abril de 1982 en Cuenca. Según los salesianos, todo Ecuador lloró su partida a la Casa del Padre.