Con ocasión de la presentación del documento titulado “La Inquisición”, que contiene las actas del Simposio Internacional celebrado en octubre de 1998 en el Vaticano, el Papa Juan Pablo II envío un mensaje en el que reafirmó la necesidad de “conocer exactamente los hechos” para poder “reconocer las carencias respecto a las exigencias evangélicas” en los casos específicos.
En su mensaje –leído por el Cardenal Etchegaray– el Santo Padre explicó que la celebración del simposio responde al deseo manifestado en la carta apostólica ‘Tertio millennio adveniente’ donde se afirma que “es justo que, mientras el segundo Milenio del cristianismo llega a su fin, la Iglesia asuma con una conciencia más viva el pecado de sus hijos recordando todas las circunstancias en las que, a lo largo de la historia, se han alejado del espíritu de Cristo y de su Evangelio”.
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“En la opinión pública –agregó el Pontífice– la imagen de la Inquisición representa de alguna forma el símbolo di este antitestimonio y escándalo. ¿En qué medida esta imagen es fiel a la realidad? Antes de pedir perdón es necesario conocer exactamente los hechos y reconocer las carencias respecto a las exigencias evangélicas en los casos en que sea así. Este es el motivo por el que el Comité se ha dirigido a historiadores, cuya competencia científica es universalmente reconocida”.
Asimismo, Juan Pablo II recordó que el 12 de marzo del 2000 se celebró una jornada especial en la que se pidió perdón “por los errores cometidos en el servicio a la verdad recurriendo a métodos no evangélicos”.
Esa solicitud de perdón “vale tanto para los dramas relacionados con la Inquisición como para las heridas de la memoria que son su consecuencia. Este volumen se inscribe en el espíritu de esta petición de perdón”, concluyó el Papa.