Meghan Markle y el príncipe Harry, duques de Sussex, bautizaron a su hija Lilibet y se refirieron a ella por primera vez con el título de "princesa". Sin embargo, no se trató de una ceremonia católica.
Un portavoz de los esposos contó a GBNews que la hija de los duques de Sussex fue bautizada el viernes 3 de marzo por el obispo episcopaliano de Los Ángeles (Estados Unidos), el reverendo John Taylor, quien es miembro de la Iglesia Episcopal de los Estados Unidos.
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Esta denominación religiosa forma parte de la Comunión Anglicana, la cual no está en comunión con la Iglesia Católica.
Según la revista estadounidense People, el bautizo de la niña de 21 meses de edad, la segunda hija de la pareja después de su primogénito Archie, de 3 años, se llevó a cabo en una ceremonia íntima en su casa en Montecito, en el estado de California.
A la ceremonia asistieron aproximadamente 30 invitados y un coro de música góspel de 10 personas.
Ninguno de los miembros de la Familia Real asistió al Bautismo, pese a haber sido invitados por los duques de Sussex, aseguró una fuente a People.
Tras la muerte de la reina Isabel, el 8 de septiembre de 2022, los hijos de Meghan Markle y el príncipe Harry han recibido los títulos de príncipe y princesa, siguiendo las reglas establecidas por el rey Jorge V en 1917.
Luego del anuncio del bautizo de la hija de Meghan Markle y el Príncipe Harry, el sitio web de la Familia Real actualizó su lista oficial de línea de sucesión para incluir a la princesa Lilibet y al príncipe Archie.
¿Se puede ser católico y estar en la línea de sucesión a la corona de Inglaterra?
Si la princesa Lilibet hubiera sido bautizada católica habría perdido su lugar en la línea de sucesión de la corona británica.
El sitio web de la Familia Real indica que solo los descendientes protestantes de la princesa Sofía pueden optar a la sucesión de la Familia Real. La norma establece que "un católico romano está específicamente excluido de la sucesión al trono".
Además, el sucesor al trono debe "estar en comunión con la Iglesia de Inglaterra y jurar preservar la Iglesia establecida de Inglaterra y la Iglesia establecida de Escocia".
En 2003, la duquesa de Kent, esposa del primo de la fallecida reina Isabel II, se convirtió al catolicismo, perdiendo su derecho de sucesión al trono.
Tras su conversión, su hijo menor, Lord Nicolás Windsor; su nieto, Eduardo Windsor, Lord Downpatrick; y su nieta, Lady Marina-Carlota Windsor, también optaron por ingresar a la Iglesia Católica.
Además, su hijo mayor, Jorge Windsor, está casado con una católica, por lo cual también quedó fuera de la línea de sucesión al trono.